Por Pablo Kornblum para Revista Mundo Plural, Agosto de 2017.
https://www.yumpu.com/es/document/view/59403990/revista-n12-agosto
Ha sido interesante analizar lo transcurrido los primeros meses posteriores a la votación de la salida del Reino Unido de la Unión Europea; ya que, de este modo, en un próximo trabajo a fin del corriente 2017, podremos continuar observando los efectos económicos que está teniendo el Brexit, sobre todo para comprender el verdadero marco económico situacional más allá de los discursos rimbombantes de todo el arco político del Reino Unido y Europa.
Para comenzar, cabe destacar que en el año 2019, una vez que finalicen los tiempos invocados por el artículo 50 del Tratado de Lisboa, el RUGBIN saldría oficialmente de la UNION EUROPEA (UE) y perderá sus derechos económicos adquiridos con la entrada del país en 1972, sentando su pertenencia a la entonces Comunidad Económica Europea (CEE). La actual Primer Ministra TERESA MAY aseveró que el país no conservará ‘porciones de su membrecía’ en la UE, ni seguirán siendo parte del mercado único basado en las denominadas ‘cuatro libertades’ de movimiento: de capital, bienes, servicios y personas.
En cuanto a este último eje, central en la discusión política, MAY aseguró que buscarán el ‘mayor acceso posible’ a la UE (dado los incrementos en los costos derivados del fin de la libre circulación), tratando de no resentir la provisión y el intercambio interregional, y buscando soluciones para aquellos que ya residen en el RUGBIN – siempre que sea recíproco para los británicos que vivan en otros países europeos -.
En tanto al rol financiero para con la UE, dado que el RUGBIN ya no pertenecerá más al mercado único, no entregará ‘ingentes sumas de dinero’ – como solía hacer – al presupuesto de la Comunidad Europea. Cabe destacar que entre los años 2007 y 2013, el RUGBIN contribuyó con 78 mil millones de Euros a la UE, y recibió de retorno solo 48 mil millones de Libras Esterlinas, por lo que uno de los objetivos es terminar con el amplio déficit. Aunque como aclaró MAY, en algunas circunstancias tendrá que realizar algún tipo de ‘contribución adecuada’, como por ejemplo la correspondiente a Investigación y Desarrollo (8.800 millones de Euros en el período mencionado).
En términos comerciales, y dada la lógica pérdida de algunos mercados dentro de la UE (los servicios transables, fuerte exportador del RUGBIN, hoy en día representan el 44% del comercio entre el RUGBIN y la UE, pudiendo disminuir a entre el 30%-35% para el año 2030), el RUGBIN busca expandir sus fronteras y ofrecerles a sus potenciales socios estratégicos alrededor del mundo beneficios arancelarios (más allá de la lógica desventaja geográfica que impacta en términos de los mayores costos logísticos). Ello requerirá la rápida búsqueda y acentuación de nuevos mercados emergentes y acuerdos extra regionales (Asia, África, Medio Oriente).
Además de perseguir un nuevo ‘amplio acuerdo de libre comercio’, se espera que el mismo le otorgue ‘el mayor acceso posible’ al mercado único europeo con acuerdos que puedan contener ‘elementos’ de los tratados actuales (como los relacionados al comercio de automóviles y servicios financieros). Cabe destacar que actualmente, algunos países no pertenecientes a la UE, como Noruega, tienen acuerdos que les permiten participar en el mercado único si cumplen con determinadas condiciones macroeconómicas.
En relación a la situación de ESCOCIA (donde se realizo un referéndum que ratificó la pertenencia a la UE, pero que actualmente se encuentra en discusión) e IRLANDA DEL NORTE, territorios que son parte de REINO UNIDO, todavía no existe una clara definición política sobre sus pasos a seguir. Cualesquiera sean sus decisiones, los impactos en términos económicos serán marginales y manejables dado que son economías menores a nivel comparativo con INGLATERRA.
Siguiendo con las principales variables macroeconómicas, las estadísticas muestran signos levemente positivos. El PBI británico acumuló 15 trimestres consecutivos de expansión y el crecimiento de la economía del RUGBIN alcanzó el 2.2% en el año 2016; destacando que en la segunda mitad de 2016, luego del referéndum, la economía creció a un ritmo anual del 2,6%, por encima de su media de posguerra a largo plazo.
Parte de la performance positiva de la economía británica se ha dado porque todavía el Brexit se encuentra en estado de negociación, la transición política ha sido suave y el Banco Central ha estado cauto, lo que ha permitido mantener al mercado financiero con cierta calma. En este sentido el Banco Central anunció que tomaría medidas excepcionales para proteger la estabilidad financiera. Se ofreció a prestar a los bancos 250.000 millones de libras de inmediato si las fuentes normales de financiación desaparecían; y dejó claro que también podría prestar divisas extranjeras. Finalmente, el nivel de fugas de capital fue bajo y no se recurrió en un grado reseñable a las medidas de contingencia: los bancos no han reducido sus préstamos, y por el contrario, el crédito al consumo ha aumentado de manera sostenida desde la victoria del ‘NO’.
Este último punto pareciera ser clave, ya que los consumidores no parecen preocupados por la incertidumbre de la salida – principalmente porque su efectivización en 2 años se entiende como un mediano/largo plazo donde pueden generarse avances y retrocesos en las negociaciones -. Más aún, la resistencia de los consumidores podría entenderse si se tiene en cuenta que la mayoría votó a favor del Brexit; por ello, tal vez se debería haber previsto que los ciudadanos estarían satisfechos con el resultado y seguirían gastando su dinero.
Las intervenciones políticas también han tenido sus implicancias. Se recortaron las tasas de interés un cuarto de punto hasta alcanzar el 0,25% (a finales de 2016 se han vuelto a elevar dado el positivo escenario coyuntural), se reactivaron las políticas de expansión cuantitativa inyectando 70.000 millones de libras adicionales en la economía, y se ofrecieron más ayudas a los bancos para que pudieran ofrecer financiación a bajo costo para los hogares y empresas.
Por su parte, la devaluación de la Libra Esterlina (15% en 2016) es otro punto a tener en cuenta: aunque marginal, generará algún tipo de efecto inflacionario (+ 2,8% a finales del 2017 según el propio Banco de Inglaterra) en un momento de cambios. Aunque ha estimulado las exportaciones (cabe destacar que las exportaciones británicas se generan más por su calidad que por su costo, por lo tanto son bastante inelásticas ante variaciones cambiarias), los precios de las importaciones crecieron considerablemente en algunos sectores, como es el caso de los productos farmacéuticos (el RUGBIN importa el 80%), cuyos precios han subido un 2,5% en el último año.
En este aspecto, la cadena de valor de la producción británica se encuentra altamente globalizada, lo que provoca que la devaluación haya generado un incremento en sus costos (por ejemplo las empresas manufactureras vieron sus costos crecer un 13% el 2016), lo que a su vez ha compensado y equilibrado la Balanza Comercial. A pesar de los incrementos de precios, la tasa de inflación se mantiene en niveles bajos (aunque hubo un marginal crecimiento positivo derivado de la reactivación en algunos sectores).
En términos fiscales, el déficit se redujo al 3,5% en 2016 (para el período fiscal 2016/2017 el saldo negativo se encuentra en 67 mil millones de Libras Esterlinas). Sin embargo, la política fiscal del nuevo gobierno post-referéndum se centra en realizar mayores inversiones públicas, lo que implicó una necesidad de financiamiento extra de 122 millones de Libras Esterlinas (por ejemplo, se han destinado 23 millones de Libras Esterlinas en obras ferroviarias, de telecomunicaciones e infraestructura; lo que ha provocado que la tasa de desempleo se reduzca ligeramente hasta el 4,8%, su nivel más bajo desde el año 2005). En el mismo sentido, se incrementarán los impuestos corporativos y a la riqueza en una lógica redistributiva que permita incrementar el salario mínimo (de 7,2 a 7,5 Libras Esterlinas por hora) y el consecuente consumo previamente mencionado.
Para concluir, podemos afirmar que se refuerza la búsqueda de un modelo nacionalista (anti-inmigración y pro industria nacional), pero tratando de minimizar los impactos/costos macroeconómicos de las restricciones a la libre circulación de bienes y capitales.
Por otro lado, la situación macroeconómica en el segundo semestre de 2016 fue positiva, sobre todo a partir de la confianza de los consumidores (quienes han votado la salida masivamente), el decisivo rol del Gobierno que ha mostrado seguridad, un rol activo del Estado defendiendo el escenario de consumo motorizador de la economía, y el tiempo de demora que existe hasta que la salida se haga efectiva en el año 2019.
Finalmente, indefectiblemente el RUGBIN buscará terceros mercados para reemplazar la merma en las interrelaciones comerciales y financieras inter-regionales. Dependerá de la capacidad de Oferta y la coyuntura internacional el éxito que pueda tener en el corto y mediano plazo (por lo menos hasta que se estabilice el escenario post-Brexit).