Ideas para la política económica exterior Argentina

Pablo Kornblum para la revista Mundo Plural, Octubre de 2018

https://www.yumpu.com/es/document/view/62233148/revista-octubre-2018

A continuación, desarrollaré algunas ideas para con el mejoramiento de la política económica exterior de la Argentina:
• Incrementar los vínculos cuyos Estados tienen importantes Fondos Soberanos de Inversión (Noruega, Emiratos Árabes Unidos, China, Qatar). Estos Estados tienen abundante liquidez y se encuentran dispuestos a invertir en activos estratégicos que les brinden sustentabilidad en el largo plazo. Las industrias son variadas: Infraestructura, recursos naturales, hoteles, equipos deportivos, etc. En este sentido, es importante generar proyectos que permitan una negociación ‘ganar – ganar’ y solidifiquen estos vínculos con los pocos Estados superavitarios del planeta.
• Se deben analizar en profundidad las condiciones de endeudamiento en los diferentes mercados. Para citar un ejemplo, no es lo mismo tomar deuda con China que con el FMI/Estados Unidos. Más allá de la tasa, se encuentran los condicionamientos políticos, las condiciones de repago (puede ser en bienes tangibles en el caso de China), etc. Lo más importante es darle sustentabilidad en el largo plazo; esto es, los proyectos deben ser productivos en torno al crecimiento de la economía real y potenciales proveedores de divisas en un periodo lógico.
• Todos los Estados utilizan sus embajadas para realizar lobby de sus productos, acuerdos de cooperación e inversiones (como es el caso de Brasil). El marketing se torna un factor importante para mostrar las capacidades (mismo hasta potenciales), que tiene el país. Para empezar se debería tomar a las 5 empresas más importantes argentina (con o sin participación estatal, como Techint, Arcor, etc.), generar acuerdos desde el Estado con ellas (términos en las erogaciones y beneficios a compartir) y posicionarlas en los principales mercados emergentes.
• Generar escenarios para el desarrollo de la para-diplomacia (por ejemplo en las provincias de Misiones o en Jujuy), sobre todo en términos de concatenamientos productivos con los países limítrofes. Este concepto se encuentra muy extendidos en el Sudeste Asiático, donde varias empresas de diversos países colaboran con alguna parte del proceso productivo. También en términos de infraestructura, como podría ser la negociación de corredores bioceánicos (Uruguay hacia Chile pasando por Argentina) o la construcción de ductos que nos unan (Argentina hacia Perú a través de Bolivia).
• Siendo el principal eje de crecimiento global en las primeras décadas del siglo XXI, Asia (y sobre todo el sudeste asiático – Indonesia, Vietnam, Corea del Sur – han crecido a tasas superiores al 5% en la última década) son mercados emergentes con los que puede haber complementariedades económicas: se han focalizado en industrias de variada complejidad en términos de valor agregado y se encuentran ávidos de las materias primas de nuestro país para sus mercados internos crecientes (como ha sido el caso de China en las últimas dos décadas).
• Se podrían generar acuerdos bilaterales que avancen y no se estanquen en la arena de los encuentros multilaterales (como es el caso de las infinitas negociaciones colectivas infructuosas de la OMC). Más aún en un contexto prospectivo de economías que se cierran en un mundo donde existe una necesidad socio-económica y productiva de reactivar mercados internos que eviten profundizar las existentes tensiones sociales. Los mercados emergentes, sobre todo los países asiáticos y africanos, son aquellos con los que se puede llegar a acuerdos más justos y a quienes les podríamos vender una mayor diversidad de productos.
• Generar un análisis de inteligencia económica prospectiva, sobre todo en términos de anticiparse a las turbulencias financieras globales (potenciales devaluaciones competitivas, alta volatilidad en las tasas de interés, apuestas sobre determinadas materias primas de intercambio global, etc.), que pueden afectar fuertemente a la economía doméstica (inflación, deuda externa, etc.).
• Desarrollo y apropiación de recursos estratégicos. Posicionamiento de Vaca Muerta a los ojos de la demanda internacional (lo que además permitiría sustituir importaciones en algunas industrias y generar divisas). Prospectiva y proyección económica hacia el Atlántico Sur, Malvinas y la Antártida. Para este último Se debe trabajar en conjunto con los Organismos estatales y privados que se dediquen a la Ciencia y Tecnología – especialmente a través del Programa Pampa Azul – para avanzar sobre el análisis marino y geológico que pueda generar beneficios económicos a futuro (por ejemplo minerales).
• Profundizar las relaciones geoeconómicas con derivaciones geopolíticas. Por ejemplo, las inversiones chinas en Neuquén con el proyecto satelital (u otros proyectos sobre recursos estratégicos), pueden despertar el interés de otros Estados. Para ello, se necesita generar un ambiente diplomático que incentive la competencia; mostrándose abiertos, pragmáticos, y con amplio potencial de crecimiento económico.
• Análisis para el reposicionamiento del país ante el Mercosur, y desde el Mercosur mirando hacia la Alianza del Pacífico. Mejorar la coordinación técnica y de políticas macroeconómicas intra-Mercosur; potenciando las ventajas geográficas para realizar acuerdos económicos con la Alianza del Pacífico (especialmente Perú y Colombia, donde los intercambios económicos no son importantes). En este sentido, se debe evaluar los escenarios económicos domésticos para analizar qué tipo de productos se pueden exportar bajo una lógica de Unasur (sobre todo aprovechando todavía las escasas ventajas tecnológicas endógenas de la mayoría de los países de Sudamérica).
Lamentablemente, los constantes ciclos económicos negativos de la historia Argentina, nos han obligado a dirigir la mirada casi exclusivamente al interior de nuestro país (salvo para exportar algunas materias primas de las cuales hemos sido bendecidos; o mismo para requerir financiamiento que pueda estabilizar nuestra macroeconomía y honrar nuestros compromisos).
Si no comprendemos que un complemento balanceado entre una solida política económica doméstica requiere de una inteligente y eficaz política económica exterior, siempre nos quedaremos a mitad de camino de nuestro objetivo: lograr una Argentina creíble, justa y sustentable.