Por Pablo Kornblum en la Revista Mundo Plural
Pesca y Acuicultura
La economía marítima de Chile puede desagregarse en una infinidad de ramas indirectas, pero con algunas industrias centrales, como la pesca y la acuicultura, que caracterizan a la actividad.
En el escenario internacional, se observa una tendencia al incremento del consumo de productos marinos per cápita, como una combinación del crecimiento demográfico, el aumento de los ingresos y urbanización, la expansión de la producción pesquera y de acuicultura, y una mayor eficacia de los canales de distribución. Esta tendencia se vincula, además, al aumento del consumo de productos saludables por parte de las poblaciones de países desarrollados. En países con elevada población, el aporte nutricional de productos derivados de la actividad pesquera y de acuicultura representa un aporte esencial.
Para el sector marítimo chileno, la Pesca y la Acuicultura cumplen un aporte fundamental, aunque su impacto en el PBI total es menor (0,6% del total).
En cuanto a la pesca extractiva, se destacan los recursos bentónicos y especies pelágicas, destacándose la sardina, la anchoveta y el jurel. En el caso de la actividad de acuicultura, se destaca el cultivo de salmones, aunque también en los últimos anos ha habido una importante producción de peces, moluscos y algas para los mercados internacionales.
En tanto a la producción acuícola en particular, se observa como pese a tener solo el 1,2% de la producción global, es el país más importante en términos cuantitativos de todo el continente americano.
Principales países productores acuícolas
Cabe destacar que Chile tiene una posición geográfica privilegiada, donde presenta un borde costero con una fisiografía compleja e irregular, cuyo perímetro alcanza los 83.850 km con dos ecosistemas de gran productividad (corriente de Humboldt y sistema de fiordos y canales sur australes).
Un aspecto relevante en los últimos cinco años y que ha modificado la estructura de la industria, han sido las fusiones y las operaciones conjuntas que han llevado a cabo diversas empresas. Estas estrategias, las cuales han perjudicado el crecimiento cualitativo y diversificado, han sido consecuencia de la necesidad de enfrentar la escasez de materia prima, los requerimientos de financiamiento y menores costos.
Por otro lado, la actividad pesquera (subsector pesca extractiva y subsector acuicultura) junto con las actividades de transformación, constituyen a nivel nacional el 2% de la fuerza laboral, con alrededor de 145 mil empleos de manera directa e indirecta.
Los recursos hidrobiológicos obtenidos de la actividad son destinados a 3 grupos de productos: líneas de reducción (harina y aceite), consumo humano e insumos para uso industrial y/o farmacéutico. Estos productos tienen como destino principal la exportación; sólo una pequeña proporción de la producción (alrededor del 8%) es destinada a consumo nacional, principalmente a consumo humano directo y es comercializada en ferias locales, mercados, supermercados y restaurantes.
Como contraparte, la apertura al mundo y el rápido aumento en el volumen del comercio exterior es el rasgo más relevante del crecimiento de la economía chilena en las últimas décadas. Con una mirada transnacional, Chile se encuentra en el sexto puesto de los principales países exportadores de pescados y sus productos derivados, en consideración a las divisas transadas. En este sentido, el principal océano en cuanto a extracción pesquera es el Pacífico, con más del 60% del total mundial. Es por ello que esta zona se convierte en una fuente de riqueza para los países que poseen soberanía sobre sus aguas – en este caso Chile – y aquellos que pescan en aguas internacionales.
En año 2014, las exportaciones alcanzaron un volumen de 1,3 millones de toneladas con un valor total de USD 6.164.871 FOB, un 18% superior al año 2013, alcanzando un 7% del total generado por las exportaciones a nivel nacional (16% sin considerar la minería; en este sentido, la merma relativa de los últimos años se encuentra más relacionada al incremento de las exportaciones mineras e industriales, que a la caída de la actividad pesquera).
La oferta de productos pesqueros, se destinó a 109 mercados; siendo Estados Unidos, Japón, China y Brasil, los destinos mayoritarios, que en conjunto sumaron el 63% del valor total de las exportaciones. En consideración al volumen exportado en el año 2014, se tiene que un 50,3% proviene de la actividad pesquera extractiva y un 49,7% proviene de la actividad de acuicultura.
A pesar de que el volumen exportado en toneladas se ha mantenido estable (con una contracción en la producción de productos para consumo animal), el valor en dólares se ha incrementado en la última década. Lo descripto se debe a un aumento generalizado de los precios y a un aumento de la importancia relativa de las exportaciones provenientes de la salmonicultura, que presentan un mayor valor unitario en sus exportaciones que las de origen pesquero. Cabe destacar que las exportaciones de salmones son el tercer producto más importante en la canasta exportadora nacional.
Para alcanzar los objetivos descriptos, la relevancia en el desarrollo de la industria ha tenido una serie de pilares institucionales claves. En este sentido, los lineamientos que orientan el quehacer de los actores del sector pesquera en la búsqueda del desarrollo económico sustentable de la actividad, están contenidos en la legislación Pesquera y de Acuicultura (Ley N°20.657) y las normativas y políticas asociadas.
Finalmente, el eje de análisis se complementa con los recursos dedicados a la investigación, el cual tiene por objetivo posibilitar el aprovechamiento sostenido de los recursos hidrobiológicos. Existen en Chile 67 centros de investigación que desarrollan líneas de trabajo en pesca o acuicultura, oceanografía, ecología y ciencias ambientales; todos ellos distribuidos en las diversas Regiones del país. Los centros de investigación y universidades dedicadas a la investigación pesquera y de acuicultura presentan amplias capacidades en cuanto a número de investigadores y áreas de especialización en que ellos trabajan. En este aspecto, la investigación científica en el sector pesquero también contribuye al PBI nacional.
Para concluir, no se puede obviar el valor agregado complementario que aporta la Silvicultura, en tanto su rol en la protección de cuencas hidrográficas. En total el sector aporta alrededor del 0,8% del PBI total, pero este número también incluye la conservación forestal, el mantenimiento del pasto para ganado, etc.
Infraestructura y logística
En cuanto a la infraestructura marítima, Chile es altamente dependiente de la misma debido a su ubicación geográfica, a su geografía física y a su perfil exportador. Las exportaciones de Chile representan el 38% del PBI (el promedio de la OCDE es del 27%), y aproximadamente el 95% del volumen comercial exterior de Chile medido en toneladas se gestiona a través de sus puertos, lo que también contribuye a generar valor para la economía.
En este sentido, el transporte chileno distribuye unos 800 millones de toneladas de productos por año, lo que representa el 7% del PBI del país. De ese total, unas 100 millones de toneladas corresponden al transporte marítimo, lo que si lo correlacionamos, representaría en torno al 0,8% del total del PBI nacional.
El sector portuario y su logística experimentó un gran progreso entre los años 1998 y 2007. En primer lugar, fue determinante la política pública de modernización del sector portuario estatal que impulsó el modelo de concesión de terminales, permitiendo un importante ciclo de inversiones privadas en los mismos, como así también puertos privados de uso público (por ej. Mejillones, Coronel y Lirquén entre otros). Este desarrollo ha sido vital para que crezca la capacidad de carga a una tasa del 5% anual entre 1994-2014.
En segundo término, influyó la instalación de tres puertos y 27 terminales nuevas en el período, lo que apoyó el auge de la industria hortofrutícola, acuícola, de la madera y celulosa, y minera, así como de las importaciones de bienes e hidrocarburos. El esfuerzo alcanzó su punto máximo entre 1999 y 2005, cuando las inversiones en obras concesionadas superaron los US$ 12.000 millones. En este sentido el número de puertos prácticamente se ha duplicado en los últimos 20 años (mayoritariamente privados), pasando de 33 en 1994 a 63 en 2014.
En complementariedad a las exportaciones, la mayor parte de los bienes importados a Chile se gestionan a través de los dos principales puertos de contenedores de la zona central de Chile (Valparaíso y San Antonio) y posteriormente se trasladan por carretera a su destino final, que incluye tanto al norte como el sur del país. Por lo tanto, la logística terrestre derivada del comercio marítimo también forma parte de las economías indirectas generadas a través del mar.
En este sentido, también contribuyó a su expansión la política de concesiones en infraestructura viales complementarias, que promovió una ola de inversiones que superaron los US$ 9.000 millones de 1998 a 2007; y que junto con el aumento del stock de camiones, posibilitaron el incremento del transporte de carga. El incremento de la eficiencia portuaria y la expansión de la infraestructura vial permitieron aumentos importantes de la productividad. Así, desde 2007, Chile se ha situado como el país más eficiente de América Latina en materia logística y portuaria. Los tipos de carga transportada a través de los puertos de Chile son muy diversos, con una preponderancia de gráneles sólidos, principalmente de cobre y la madera.
En cuanto a las derivaciones económicas, 25 puertos se encuentran emplazados en municipios que tienen centros urbanos, en los que habitan 2,3 millones de personas. Las particulares características geográficas de estos lugares han permitido que la actividad portuaria se desarrolle en su entorno, lo cual también se ha extendido hacia otros sectores como el comercio, los servicios públicos, manufacturas, actividades náuticas y el turismo. En cuanto a este último punto, el transporte de pasajeros por mar, tanto civiles pero así también en términos militares, tiene su relevancia en relación a su importancia económica y geopolítica; sobre todo en las regiones del sur de Chile, ya que en algunos casos es el único medio por el cual se puede conectar la totalidad del país.
Estos efectos indirectos, compuesto por los encadenamientos hacia otras inversiones, impactan en el efecto multiplicador del gasto en consumo que se canaliza a través del gasto en la economía local. También son relevantes los impuestos que genera el sector, los cuales son útiles para financiar el gasto del gobierno en el territorio. Además, la actividad marítima y portuaria provoca la generación directa de puestos de trabajo y de la remuneración de los trabajadores, a lo que se agrega el pago a otros factores de producción y la compra de insumos, bienes y servicios en el mercado local.
Conclusiones:
Chile posee una población de 18 millones de habitantes, con una especificidad demográfica que se diferencia de un país como la Argentina, que cuenta con 44 millones de habitantes. Además, se debe tener en cuenta la diferencia cultural, el desarrollo económico doméstico, la visión y el posicionamiento ante el mundo. Este contexto genera importantes diferencias en términos del aparato productivo, la división del trabajo, y la explotación de los recursos naturales.
Chile es un país con 756.102 kilómetros cuadrados de superficie, incluida una línea de costa de 6.435 km (una ratio de 117 kilómetros terrestres por línea costera). La Argentina posee casi 4 veces más de superficie (más de 2.7 millones de kilómetros cuadrados), con una línea costera más reducida de 4725 kilómetros, lo que da una ratio de 571). En este sentido, aunque no es la única muestra de la importancia, es una variable representativa del porqué de la lógica marítima chilena.
Si a ello le adicionamos que el PBI chileno ronda los 270 mil millones de dólares, lo que representa alrededor de un 60% del PBI de la Argentina, la posición relativa del sector marítimo se hace inversamente más importante.
Sin embargo, el sector marítimo no es el más significativo del país. Lejos se encuentra del sector Servicios (26% del total), la Minería (14%) o el sector manufacturero. A la economía directa representada por la pesca y la acuicultura (0,6% del total), se le puede adicionar un número menor de la Silvicultura dedicada a los recursos hídricos (entre 0,2% y 0,3%), un 0,5% al Transporte marítimo, la investigación y la educación (entre 0,3% y 0,4%) y entre 1% y 2% a los sectores de la Construcción para la logística y la Infraestructura de Puertos.
En términos de economías indirectas, se torna difícil mesurar los efectos multiplicadores sobre el consumo, las economías locales, proveedores, etc. Si le adicionamos para lo expuesto 2% o 3% del PBI, estaríamos en un total del 5% o 6% del PBI, cuyo número no es determinante para la economía y mantiene una diferencia racional en los términos previamente descriptos con nuestro país.
Por el contrario, si es relativamente importante en términos de exportaciones (7% del total), donde la productividad de sus mares y el desarrollo de la industria para la exportación – derivado de un fuerte apoyo institucional, su abundante geografía acuática, y una visión liberal del comercio internacional -, generan un diferencial con la Argentina, que exporta recursos pesqueros por entre el 1,5% y 2% del total de sus ventas al mundo.