Escenario Petrolero Islas Malvinas

Por Pablo Kornblum en Revista Mundo Plural

http://www.yumpu.com/es/document/view/55944015/revista-septiembre

Los últimos datos indican que las reservas probadas de petróleo a nivel global rondan los 1.700 billones de barriles de petróleo crudo.

En un escenario petrolero que potencialmente no representa el 0,05% de ese total, son 4 las más importantes empresas petroleras que tienen Licencias hidrocarburíferas en las aguas circundantes a las Islas Malvinas: Premier Oil, Rockhopper Exploration (la cual ha adquirido el corriente año la compañía madre de las Islas Malvinas, Falkland Oil & Gas Company), Noble Energy y Borders & Southern Petroleum.
Todas ellas son compañías pequeñas o medianas en la industria, dependientes la mayoría del financiamiento externo y con alta volatilidad – y en los últimos años con rendimientos decrecientes – en las Bolsas que participan (la mayoría en la Bolsa AIM de Londres, secundaria para empresas de menor envergadura).
Para citar algunos ejemplos, Premier Oil contaba al final del año 2015 con un flujo de caja de 110 millones de dólares, mientras buscaba financiamiento en torno a los 750 millones de dólares para continuar con los proyectos en las Islas Malvinas. Borders & Southern, por su parte, cerró su balance anual al 31 de Diciembre de 2015 con solo 14 millones de dólares líquidos. A pesar de sostener que hay potenciales 360 millones de barriles de Gas Condensado en la Cuenca Sur donde opera, ha declarado que solo realizando algún tipo de asociación (Farm-Out) podrá continuar explorando las áreas licenciadas.

En cuanto al contexto operativo, en el último año Rockhopper ha anunciado que sus Reservas de Petróleo Contingente se han duplicado a más de 300 millones de barriles. Sin embargo, cabe recordar que los Recursos Contingentes son recursos estimados como potencialmente recuperables pero que actualmente no se consideran lo suficientemente maduros para lograr un desarrollo económico, debido a trabas tecnológicas, comerciales o institucionales.

Por ejemplo, un obstáculo es que no todos los permisos internos y externos necesarios por la compañía para operar hayan sido otorgados, incluyendo los permisos gubernamentales y ambientales. Otro punto es que no exista evidencia concreta por parte de la administración de la compañía de su firme voluntad de iniciar el desarrollo comercial en un período de tiempo razonable (normalmente 5 años, aunque podría ser más largo).

Sin embargo, Rockhopper sostiene que ya puede confirmar la existencia de 747 millones de barriles de Petróleo y Gas, lo que significaría, sumados a los Recursos Contingentes previamente descriptos, un monto total cercano a los 1.000 millones de barriles de Hidrocarburos. Pero de todos ellos, solo 270 millones serían de ‘bajo riesgo’.

Premier Oil y Noble Energy esperan encontrar alrededor de 1.400 millones de barriles también en el complejo Sea Lion. Para citar un ejemplo, algunas de sus perforaciones se centraron en el Prospecto Zebedee, con un objetivo de alcanzar los 281 millones de barriles de petróleo. Sin embargo, y aclarado por las mismas compañías, las chances de éxito en la zona rondan entre el 10% y el 50%.

Cada pozo que se perfora en la Cuenca Norte – la más accesible y la que tendría mejores perspectivas – cuesta alrededor de 50 millones de dólares. Por otro lado, el alquiler diario de la plataforma petrolera Eirik Raude fue de 635 mil dólares la última campaña. Premier, por ejemplo, ha pronosticado el costo total para la primera producción en 1.800 millones de dólares, que incluye la perforación de 18 pozos que generarían potencialmente 220 millones de barriles en un período de 20 años. Pero su CEO, Tony Durrant, también sostuvo que de continuar las operaciones en el año 2016 con los actuales valores del barril en torno a los 50 dólares, la primera producción de entre 50 y 60 mil barriles diarios no saldrá a la luz hasta el año 2019.

Las Cuencas Este y Sur son más profundas y requieren una mayor capacidad tecnológica para sopesar los dilemas climatológicos y geológicos. Por ende, los costos de perforación son entre un 50% y un 100% más onerosos que en la Cuenca Norte. Noble Energy esperaba que, por ejemplo, el Prospecto Humpback aporte 1.000 millones de barriles. Sin embargo, después de evaluar los resultados exploratorios en el año 2015, abandonaron los pozos que habían costado un total de 140 millones de dólares.

Como contraparte, se debe tener en cuenta también que la crisis petrolera por la baja de los precios tiene su correlato en toda la industria. Por lo tanto, las empresas Licenciatarias han presionado a sus proveedores para disminuir los costos (en algunos casos hasta un 30%). Para citar un ejemplo, solo los costos de capital han disminuido de 14 a 11 dólares por barril en los últimos 2 años. Aunque sería insuficiente para alcanzar la sustentabilidad de los proyectos, ello podría ser un punto a favor de la continuidad a mediano plazo de las operaciones.

Como complemento, el Gobierno de las Islas Malvinas ofrece un generoso término contractual para quienes adquieran Licencias: un 9% de regalías más un 26% de impuestos corporativos (en comparación con alrededor de un 60% de cargas totales en el Mar del Norte). Más aun, en los últimos años – y dada la magra situación -, el gobierno isleño ha realizado exenciones y planes de pago atados a la potencial producción para retener a las empresas.

En consonancia con el contexto negativo de las Islas Malvinas, los grandes jugadores del mercado también se encuentran con serios inconvenientes. British Petroleum anunció este año que podrá cubrir los costos de la inversión en capital y pagar dividendos solo si el barril supera los 50 dólares. ExxoMobil se refirió a una posición similar con un barril ‘mínimo a 40 dólares’, dependiendo de la negociación y renegociación de los contratos para disminuir costos. Chevron por su parte, sostuvo que balanceará su flujo de caja y gastos con un barril de 52 dólares, a pesar que en el último período se ha desprendido de activos por 5 mil millones dólares.

En este sentido, el precio del barril ha tenido sus picos históricos, embebidos en altos niveles de variabilidad – cuando no inestabilidad – derivado de crisis financieras y geopolíticas globales; lo que conlleva a un escenario de incertidumbre en el mediano y largo plazo.

Cabe destacar que existen importantes diferencias dependiendo del tipo de explotación y las características de la región; lo que conlleva a que la viabilidad comercial sea especifica. En este sentido, la producción off-shore tiene como mínimo un costo de entre un 70% y 80% mayor que la perforación terrestre. Para citar un ejemplo, British Petroleum despidió este año 300 personas en su centro de Aberdeen, Escocia, porque varios pozos off-shore del Mar del Norte no son rentables con precios del barril menores a 75 dólares.

Si tenemos en cuenta que la producción en las Islas Malvinas es off-shore y con características geográficas y climatológicas fuertemente adversas, el valor del barril debería estar aún más alto. En este sentido, la empresa Noble en su último reporte anual destaco: “Un clima severo y ásperos mares limitan las actividades de exploración y evaluación sísmica en las aguas circundantes a las Islas Malvinas. A su vez, su locación remota hace más dificultoso y consume más tiempo el transportar personal, equipamiento e insumos.”
Futuro complejo e incierto para la producción Hidrocarburífera

En enero del corriente año 2016, Premier Oil sostuvo que la compañía va a suspender los proyectos en las Islas Malvinas si el barril de petróleo vuelve a descender por debajo de los 50 dólares. Su CEO indicó que la Fase 2 del Complejo Sea Lion, con Recursos Contingentes en torno a los 293 millones de barriles, no podrá ser desarrollado hasta el año 2024 por los bajos precios del barril. Más aún, la compañía sostiene ahora que el ciclo vital de Sea Lion se redujo de 25 a 20 años de trabajo.

El contexto que surge para las empresas tiene una triple problemática: a los altos costos de exploración, desarrollo, y potencial explotación y producción, se le adiciona la incertidumbre de la viabilidad comercial y tecnológica, que se potencia a su vez por un escenario geográfico, climatológico y geopolítico sumamente adverso.

Para generar cierto margen de ganancia mínimo – descontando costos operativos, regalías e impuestos corporativos -, se tendría que evaluar un barril de petróleo que oscile entre los 100 y 120 dólares. Aunque nos encontremos con una tendencia de precios creciente, la misma es proporcionalmente marginal – derivado del complejo escenario económico y financiero global – y, por lo tanto, no observaremos esos valores hasta, por lo menos, los primeros años de la próxima década.
Para concluir con una hipótesis de máxima, el mejor escenario para las empresas licenciatarias y el Gobierno de las Islas Malvinas, donde todos los recursos analizados hasta el momento sean productiva y comercialmente viables – agregando algún recurso potencial que se pueda adicionar a futuro -, estaríamos hablando de un total que rondaría los 3.000 millones de barriles de Petróleo (mayoritariamente) y Gas Condensado. Para ponerlo en términos comparativos, en el Mar del Norte se espera extraer 16.000 millones de barriles en la próxima década.

Para simplificar el análisis hipotético, si pensamos en una potencial recuperación del barril a 100 dólares, con un costo mínimo de extracción a 50 dólares por barril, más los pagos por regalías e impuestos corporativos y la logística para su exportación, podríamos inferir un ingreso neto para las empresas de entre 15 y 25 dólares por barril.

Para el gobierno a cargo, la recaudación sería de 30 dólares por barril. Si pensamos en un escenario de largo plazo (30 años para completar el ciclo total) estaríamos hablando de unos 100 mil millones de dólares, unos beneficios de 3.000 millones de dólares anuales de ingresos para el fisco hasta el año 2050.

Sin embargo, este escenario utópico en términos productivos y temporales, obliga a pensar un contexto más lógico y plausible: con seguridad implicaría reducir los valores de ingresos expuestos en un 70% u 80%. Mientras para los 3000 pobladores de las Islas estos números son significativos, en ninguno de los dos casos – tanto de máxima como algún escenario más racional – los valores representan números superadores u estratégicos para la Argentina.