Centro Argentino de Estudios Internacionales
Observatorio de Brasil, Número 2, Año I, Invierno/Primavera Sur 2009
http://www.caei.com.ar/es/pfp/brasil/brasil2.pdf
Autor: Pablo Kornblum
Un dato fundamental para la macroeconomía Brasileña ha sido el hecho que las cuentas públicas han mostrado un superávit de más de veinte mil millones de reales en los primeros siete meses de 2009. A pesar del fuerte decrecimiento con respecto al mismo período de 2008 – cuando totalizaba 68.580 millones de reales – el superávit actual brinda un todavía importante margen de maniobra para capear los resabios recesivos que parecen lentamente ir quedando en el pasado. Por otro lado, el PBI creció un 1,9% en el segundo trimestre con respecto al primero; la tasa de desocupación mantiene una tendencia decreciente – alcanzando el 7,5% en el mes de Octubre, contra el 8,1% en el mes de Agosto –; y el Banco Central de Brasil mantuvo las tasas de interés en un 8,75%, coherente con un escenario de inflación benigna – la inflación acumulada en los primeros nueve meses de 2009 alcanzó un 3,21%, número que está por debajo del 4,76 registrado en igual periodo de 2008 -. Esta situación es importante a nivel macroeconómico, ya que denota la ocupación, más que la preocupación, por parte del gobierno nacional por el incremento de los precios, aunque el contexto actual sea contrario a una situación de recalentamiento económico. Es importante recalcar que una baja inflación es positiva y necesaria en ciertas variables claves que acompañan al crecimiento económico. Finalmente y para concluir con los datos positivos, el déficit de cuenta corriente disminuyó a 2,311 millones de dólares en Septiembre, en relación a los 2,761 millones de dólares en el mismo mes de 2008. Esta realidad económica positiva de Brasil, sobre todo en términos relativos a nivel internacional, se explica principalmente por la actitud proactiva del Estado para enfrentar las diversas problemáticas que surgieron en un contexto mundial adverso en el último año y medio.
Una serie de decisiones políticas trascendentales lo demuestran día a día. Para comenzar, se observa la firmeza gubernamental para defender los 2000 puestos de trabajo y las inversiones previstas por parte de la empresa minera Vale, a pesar de su decisión de construir una acería de 3.700 millones de dólares en el Estado norteño de Pará. Los recortes previstos, seguramente por la coyuntura mundial desfavorable, no son una razón suficientemente sólida para el gobierno del presidente Lula, que entiende que la rentabilidad empresarial todavía es más que suficiente para continuar con los planes programados.
Por otro lado, el entendimiento de la importancia económica que brindan los recursos naturales, y que provocan un efecto diferenciador clave para una importante cantidad de sectores económicos que se ven altamente beneficiados con su uso, conllevan a una férrea defensa de un profundo y sustentable desarrollo gubernamental de los mismos. En este sentido, la nueva legislación gubernamental propone un aún mayor control de las reservas de crudo submarinas. Por otro lado, Petrobrás encontró petróleo y gas en otro pozo del bloque BM-S-9 en la Cuenca de Santos, que sumado a las enormes reservas de hidrocarburos ya halladas en la región del «presal», permitirán al país pasar del actual decimosexto lugar al octavo puesto en la lista de naciones con mayores reservas de petróleo a nivel mundial. En este aspecto, no hay amistades ni ideologías que puedan obstaculizar el pragmatismo internacional del gobierno Brasilero. La reunión entre Lula da Silva y Hugo Chávez en el mes de Octubre pasado, donde firmaron quince acuerdos cooperación en materia energética y petrolera, lo refleja claramente.
En relación a las políticas económicas propiamente dichas, la promovida regulación de los flujos financieros internacionales, a través de un 2% de gravamen sobre la inversión financiera extranjera que ingresa a través de la Bolsa o renta fija, y cuyo objeto es el de frenar la entrada masiva de divisas del exterior, será fundamental para evitar las presiones sobre el tipo de cambio y los desequilibrios macroeconómicos que esta situación conlleva. La experiencia vivida durante el período de la convertibilidad en la Argentina de los años 1990’ – con sus negativas consecuencias asociadas – , han sido una clara muestra de la falta de control en la entrada y salida de flujos del país. Profundizando en el contexto domestico, la exención impositiva para una serie de artículos para el hogar – que alcanza entre otros a algunos tipos de heladeras, lavarropas y microondas –, y que le costará al Estado unos 132,1 millones de reales, se muestra en concordancia con las políticas Keynesianas que estimulan el consumo y el mercado interno, mostrando la firme decisión gubernamental de promover un Estado activo en favor del sector industrial, bastión de la economía nacional.
En cuanto a las relaciones económicas internacionales, Brasil actuó conforme a su jerarquía internacional, pero apelando a la justicia y a las regulaciones acordadas. En este sentido, la amenaza de sanciones comerciales por un total de 800 millones de dólares contra los Estados Unidos, respaldadas totalmente por la OMC (Organización Mundial del Comercio), dan cuenta que el foco de la diplomacia se centra en pro de la justicia comercial internacional y en contra de cualquier tipo de sumisión económica.
Para reforzar el concepto, podemos afirmar que un país potencia no solo tiene que serlo y demostrarlo en términos fácticos, sino que los demás Estados también lo deben creer. Cuando el Tesoro Nacional anuncia la emisión de bonos de deuda con vencimiento en 2041 por 1250 millones de dólares en el mercado estadounidense y europeo, este hecho nos está indicando que el mundo cree en un Brasil sólido y con proyección de potencia mundial en el largo plazo.
Para concluir con el aspecto internacional, el que Brasil eleve los aportes al programa de Nuevos Acuerdos de Crédito (NAB) del FMI (Fondo Monetario Internacional), y que ello implique la obtención del derecho a veto en relación a la toma de decisiones dentro del Organismo, es un paso fundamental que conlleva a un mayor poder de decisión del país en el plano económico y financiero internacional.
Para ir cerrando el círculo de las diversas políticas aplicadas por el Estado Brasilero, debemos entender que la confianza es una variable clave en la realización de cualquier análisis económico. Y aunque la coyuntura y el corto plazo muestren algunos síntomas negativos – como el hecho de que Brasil redujo un 26% sus exportaciones de vacuno a la Unión Europea entre enero y agosto de 2009; o que el Sector Público Consolidado registró en septiembre un déficit fiscal de 5,763 millones de reales, comparado con el superávit de 6,618 millones de reales de septiembre de 2008 –, los augurios por parte del gobiernos son, como mínimo, esperanzadores.
Un claro ejemplo de ello han sido las declaraciones del Ministro de Hacienda en el mes de Octubre pasado, cuando afirmó que Brasil crecerá un 5% en 2010, y agregó que para el año 2026, el país aspira a convertirse en la quinta economía a nivel mundial. Esta visión positiva de parte del Estado que se derrama a toda la sociedad, brinda una sólida confianza a la población en relación a que si se mantienen las políticas de largo plazo, a pesar de coyunturas adversas que puedan acaecer, Brasil logrará ser una potencia mundial en un período prudencial de tiempo.
Antes de finalizar, hay que recalcar que a las directrices estatales, se le debe sumar un sector privado que acompaña la decisión política de lograr un Brasil potencia en el corto o mediano plazo. En este sentido, el sector privado juega un rol fundamental para que Brasil logre sus objetivos a nivel internacional. Las políticas de adquisiciones y fusiones que otrora caracterizaron al corporativismo transnacional de los países desarrollados, es reproducido en la actualidad por el empresariado Brasilero. La adquisición de la quebrada estadounidense avícola Pilgrim’s Pride Corporation por parte de la brasilera JBS SA, convirtiéndola en la principal procesadora de carnes del mundo, es un claro ejemplo de ello. Es sabido que en el actual sistema económico internacional, no hay Estado fuerte sin un mercado fuerte, ni viceversa.
Para concluir, el punto más importante a resaltar de este último periodo es el acuerdo de cooperación en materia de defensa con Francia. El mismo consolida definitivamente a Brasil como la potencia militar de la región latinoamericana. Más allá de la importancia económica que implica la transferencia de tecnología de punta y la capacitación del capital humano, no existe una potencia económica sin una potencia militar que lo respalde. La historia de la humanidad lo ha demostrado y el gobierno de Brasil lo sabe.