Diario Tiempo Argentino, 30/03/2013
http://tiempo.infonews.com/2013/04/06/editorial-99586-ese-indefenso–enemigo-foraneo.php
Autor: Pablo KornblumEsta semana, el primer ministro británico, David Cameron, ha anunciado una serie de medidas destinadas a hacer más difícil el acceso de los extranjeros, —incluidos los procedentes de otros países de la UE — a beneficios sociales como la atención sanitaria, la vivienda pública o las ayudas a los desocupados. En tiempos de crisis económica y de drásticos recortes en las prestaciones del Estado, y mientras el gobierno no puede brindar una solución endógena estructural para salir de una recesión que parece no encontrar su fin, la cuestión de la inmigración logró acaparar el debate político en el Reino Unido.Es tan antiguo como la historia misma buscar en lo lejano, lo diferente y lo desconocido, la responsabilidad de los males que nos acontecen. Sin embargo, hasta hace no más de un siglo, el enemigo era enorme, distinguido, poderoso. Las potencias imperiales, las compañías extranjeras que explotaban a los trabajadores en situación de esclavitud o las hordas de grupos aliados por un objetivo ideológico o religioso, eran reconocidos por su bravura y capacidad de dar batalla, pero también por sus objetivos claros, concisos y coherentes.Sin embargo, el mundo ha cambiado. El sistema es cada vez más homogéneo, las democracias capitalistas con una perspectiva occidental han diseminado sus ideales en la mayoría de los rincones del planeta, la paz interestatal es la regla y no la excepción, y, por sobre todo, los objetivos parecen ser los mismos: acumular riqueza, donde ciertos grupos privilegiados se llevan, largamente, la mayor parte de lo generado.En este nuevo escenario ‘globalizado’, los adversarios son más difusos, difíciles de distinguir. Medios de comunicación, políticos, o el mismo marketing corporativo, confunden a una población mayoritariamente analfabeta sobre las cuestiones de la dinámica global; tanto en relación a la conectividad de los procesos como, por sobre todo, como los mismos impactan en sus vidas.¿Por qué entonces el inmigrante? Seguramente debido a que es la cadena más débil del eslabón socio-económico y productivo. No solo es lo distinto; es lo tangible, lo que se puede distinguir fácilmente cuando las elites políticas y económicas explican como los extranjeros quitan empleos y abusan de la seguridad social – aunque en muchas ocasiones las mismas estadísticas oficiales lo desmientan -. Están ahí, deben adaptarse a convivir con los nativos, en su territorio y bajo sus leyes, valores y costumbres. Y pocas veces tienen como defenderse: no tienen un respaldo económico de base, sus lazos familiares se encuentran entrecortados, sus propios gobernantes los han abandonado.En este sentido, mientras florecen una larga lista de partidos políticos xenófobos europeos tales como la Unión por el Futuro en Austria o Amanecer Dorado en Grecia, pocos se acuerdan de la necesidad de mano de obra a bajo costo para ganar competitividad o cubrir puestos de trabajo que los nativos no desean realizar. Será, en definitiva, que el costo político de mostrar la verdad a la ciudadanía es demasiado grande; no solo desnudaría las incapacidades propias de los gobernantes, sino también, las fragilidades sistémicas que pocos pueden ver y una minoría privilegiada tampoco desea cambiar.