1) La victoria generalizada del PT y sus aliados en las últimas elecciones municipales, con el rutilante triunfo en San Pablo, permiten reflexionar sobre tres cuestiones importantes. Primero, el aura que lleva consigo el ex presidente Lula Da Silva, quien con su bendición continua fortaleciendo a los candidatos de su partido. La imagen positiva que ha dejado su mandato y su persona, evidentemente continúan ejerciendo un valor diferencial. En segundo término, una vez más se demuestran los retardos temporales que existen bajo el dinamismo de los procesos políticos. Hoy en día la actividad económica se encuentra con algunas dificultades para generar crecimiento, pero la mayoría de la ciudadanía no olvida los importantes avances, aún sin ser estructurales en muchos casos, que se han dado a nivel socio-económico desde que el PT llego al poder hace una década. Finalmente, un punto no menor es la poca afectación que ha tenido sobre el oficialismo los diversos escenarios adversos que se han presentado en términos de política doméstica, como ha sido el caso de corrupción del ‘mensalao’ o el recrudecimiento de la violencia en diversas zonas del país. En este sentido, la histórica estructuralidad de las problemáticas les otorga, con cierta resignación, cierta ‘normalidad’ desde la óptica social, desasociando las causas a cuestionamientos de responsabilidad exclusiva para con el partido gobernante.
2) Para las elecciones del año 2014, se dependerá más de la coyuntura y la actuación oficialista, que los escenarios que pueda plantear la oposición. Siempre fundamentales, las políticas económicas de los últimos meses han tendido a estabilidad ciertas variables claves y se predice una tendencia levemente positiva a futuro. El éxito del mundial de fútbol también se tornará decisivo en términos económicos (turismo), política (perspectiva internacional) y deportivos (ánimo de la población). Por otro lado, el carisma de la presidente – una variable clave en la idiosincrasia brasileña que fue cuestionada previo a las últimas elecciones presidenciales – será fundamental para explicar los logros de su gestión. Finalmente, el desafío más importante para el PT se visualizará en su capacidad para profundizar el modelo de inclusión y atacar de raíz las problemáticas estructurales que representan la pobreza, la violencia y las actividades ilícitas; en definitiva, las grandes cuentas pendientes del gigante sudamericano.