Autor: Pablo Kornblum – Publicado en el diario Tiempo Argentino el 22 de Noviembre de 2014
http://tiempo.infonews.com/nota/138345/el-cansancio-ante-la-falta-de-respuestas
La historia indica que los cambios radicales se producen bajo una gran opresión social, ya sea de tinte político, económico o cultural. Desde la revolución bolchevique hace casi un siglo, hasta la reciente primavera árabe, se ha demostrado cómo el hartazgo ciudadano conduce a revueltas que, según las especificidades temporales y geográficas, pueden tener mayores o menores impactos.
El partido político Podemos refleja, ante todo, este contexto. El cansancio de una economía que hace siete años vive una profunda decadencia y ya ha dejado huellas terriblemente adversas en todo el entramado socio-económico. Pero además potencia un segundo escenario, aquel que el bienestar económico ahora desaparecido oculta: el de la corrupción enraizada en los eternos Partido Popular y Partido Socialista Obrero Español. Apañados por las élites del status quo, ambos sostienen un bipartidismo a ultranza que reproduce las ideas teóricamente «centristas», pero siempre bajo la lógica de la defensa de los intereses concentrados.
Las políticas contra el ajuste, probadamente ineficaz pero aplaudidas por los mercados financieros y las élites políticas, son el caballito de batalla de Podemos. A ello se le adiciona la nacionalización de los servicios estratégicos, la lucha contra la corrupción, la expropiación de viviendas vacías y terrenos agrícolas sin producir, el apoyo a las minorías, el promover la participación de los trabajadores en los consejos de administración de las empresas, el derecho de autodeterminación de las distintas regiones españolas, y una relación con el mundo más libre y fuera de la OTAN.
¿Que los diferencia entonces de la izquierda tradicional? Justamente esto, que no es un partido tradicional (tiene sólo un año de vida) y no estaría viciado de los males que tendrían los partidos longevos (incluidos los de izquierda). Y es una izquierda que sale de los libros y busca las calles; son «indignados» que no encuentran desconsuelo en las charlas de café. En este aspecto, se vislumbra una oportunidad histórica de profundizar la acción colectiva de la otrora poderosa izquierda española, la cual puede marcar un punto de inflexión en el país y en la región.
Para concluir, el engrandecimiento de Podemos ya genera detractores entre los más poderosos. Desde el ala conservadora lo catalogan como un simple movimiento de protesta y rechazo que se alimenta sobre todo de los errores ajenos, y no como un partido con capacidad de gobernar. El mismo Rajoy aseveró desde el ideologismo –ya que bajo el pragmatismo no evidencia algún tipo de resultado económico positivo durante su gestión– que «va a trabajar y hacer todo lo que esté en sus manos para evitar el avance de los populismos».
Para contrarrestar estos ataques Podemos deberá actuar enérgicamente. Y está más que demostrado que lo podrá hacer: está en la esencia de este nuevo partido devolverle la esperanza a aquellos que hace mucho tiempo la perdieron.