Publicado en el diario BAE, 9 de Diciembre de 2009.
Autor: Pablo Kornblum
Según las últimas encuestas a nivel nacional del influyente Centro de Estudios Públicos (CEP), el candidato de la derecha Sebastián Piñera continúa al frente con un 36% de las preferencias, superando en 10 puntos porcentuales al abanderado de la Concertación, Eduardo Frei, que contaría a solo unos días de la contienda con un 26% de los potenciales sufragios. Más atrás aparece el candidato independiente y ex-socialista, Enríquez-Ominami, con un 19% de intención de voto, mientras que el candidato comunista Jorge Arrate, cierra las encuestas con el 4% de los sufragios.
Primero en todas las encuestas se encuentra Sebastián Piñera, cuyo objetivo principal es acabar definitivamente con el techo electoral de la derecha del 47% obtenido en las últimas dos elecciones. Este acaudalado empresario, que comenzó su carrera en el mundo de los negocios como administrador de tarjetas de crédito para luego adquirir importantes empresas de diversos rubros (entre ellas Lan Chile), equipos de fútbol y un canal de televisión, centra su plataforma en la provisión de una buena salud y previsibilidad macroeconómica, propicia para las inversiones de empresarios y profesionales de una clase media-alta y alta poseedores de una importante cuota de poder e influencias. Lo interesante de la situación es que el actual microclima del que Piñera obtiene sus frutos, proviene y emerge de un gobierno de centro-izquierda que ha logrado estabilizar al país a nivel social y económico, luego de una dictadura militar bañada en sangre y ajena a cualquier tipo de política social.
En cuanto al candidato oficialista Eduardo Frei, su mayor problemática reside en que los partidos de la Concertación están muy desgastados, con una dramática perdida de su capacidad movilizadora como proyecto democratizador, modernizador y focalizado en el progresismo social de toda la sociedad chilena. A pesar de contar con unos de los mejores índices de desarrollo en relación a los demás países de América Latina, los veinte años de gobierno de la Concertación no han logrado eliminar las todavía latentes desigualdades socio-económicas que sitúan a Chile aún lejos de los países más desarrollados del planeta. El otro punto negativo que no le permite capitalizar el apoyo popular que tiene el gobierno de Bachelet y el 78% de imagen positiva que goza la mandataria, es la apagada personalidad del candidato democristiano y el nulo atractivo de un programa que ya aplicó durante los cuatro años (entre 1993 y 1997) que ocupó el Palacio de la Moneda.
Por su parte, el candidato independiente de «Chile Cambió», Enríquez-Ominami, lidera un movimiento político, social y cultural que busca sentar las bases para un verdadero recambio generacional y vocacional del progresismo. A pesar de ser criticado tanto por derecha – el candidato Piñera indicó que lo único que hace siempre es «criticar a todo el mundo» – como por izquierda – según el candidato comunista Arrate, en política no hay que ser «el llanero solitario sino trabajar en equipos y poner la cara cuando corresponde»-, el joven diputado buscará captar votos en estos últimos días de campaña potenciando su ya probada oratoria prodigiosa en los diversos medios de comunicación.
El último en discordia es el candidato más radical de la izquierda, Jorge Arrate, quién ofreció convocar a un acuerdo con los candidatos de la centro-izquierda: «Los que queremos que no gane la derecha, busquemos un acuerdo mínimo, yo buscaré todos los votos, pero creo que es necesario hacer un alto». El candidato comunista ha salido favorecido en los debates televisivos durante el mes de Noviembre, saltando en las últimas semanas del 1% al 4% de intención de voto. Su aspiración es lograr superar el 5%, que lo dejaría en un buen pie para negociar con la Concertación en una segunda vuelta, y de este modo poder instalar a un comunista en el Congreso después de varios años.
Para finalizar, podemos afirmar que el único pensamiento que une hoy a todos los candidatos es su futuro rol partidario ante las posibles alianzas que se puedan tejer para el ballotage. Los probables contendientes para la primera magistratura el 17 de Enero lo saben y de a poco van desideologizando la campaña, intentando captar los votos de los indecisos más ajenos a sus bases electorales históricas. En este sentido, el oficialista Eduardo Frei decidió no asistir al funeral de un emblema comunista como fue el cantautor asesinado durante la última dictadura Pinochetista, Víctor Jara. Por otro lado, las declaraciones del candidato Piñera la semana pasada reflejan una extraña devoción por las clases más desfavorecidas: “Vamos a ganar esta elección y haremos un gran gobierno y con especial cariño para los más pobres y la clase media”.
En definitiva y mientras tanto, este próximo Domingo observaremos solo un aperitivo de lo que será una campaña final aún más agresiva y competitiva.