Publicado en el diario BAE, 2 de Junio de 2008.
Autor: Pablo Kornblum
Cuando la coyuntura aprieta y los modelos se ponen en cuestión, es bueno revisar un poco la historia y volver a aprender sobre aquellos Estados que han cambiado de manera radical su empobrecida calidad de vida, reconvirtiéndose hasta haber logrado llegar en la actualidad a ser economías sólidas y sustentables.
La solución a la crisis de post-guerra de Alemania y Japón, ha estado basada en la construcción y reconstrucción de industrias de alta tecnología, procesos organizacionales innovadores, y una alta calidad en la producción.
Más adelante en el tiempo, los tigres del Sudeste Asiático, China, y ya en la actualidad casi la totalidad de los países de la región, han pasado de sustentarse en base a un sistema predominantemente agrario, a una economía focalizada en industrias fortalecidas en toda la cadena productiva; con alta capacidad tanto para exportar, como para abastecer a todo el mercado interno.
Ya bien entrados los últimos años, los países Europeos otrora olvidados, tales como Irlanda y la República Checa, han encontrado en los servicios (tanto tecnológicos como empresariales), la mejor forma de insertarse en el ya desarrollado Mercado Europeo.
Ahora bien, no podemos dejar de recalcar el rol fundamental que ha tenido el Estado para complementar cada uno de estos procesos.
Los gobiernos de Alemania y Japón instaurados por el plan Marshall norteamericano, supieron dar vuelta la página y aprovechar los flujos de capitales en base a una burocracia gubernamental eficiente, transparente y con un proyecto a futuro.
El planeamiento a largo plazo también ha sido un pilar básico de los países Asiáticos.
A través de gobiernos dirigistas que se enfocaron en proteger las economías nacionales y sus industrias de base, lograron importantes rendimientos con altas tasas de crecimiento económico durante décadas.
Finalmente, los gobiernos de Irlanda y la República Checa han fortalecido y cohesionado su relaciones intra-regionales, adaptándose en este sentido a la estabilidad y el desarrollo de los países más ricos de Europa. De esta manera, han logrado encontrar nichos de mercado adecuados y fértiles para la explotación, utilizando economías de costos competitivos para atraer a los inversionistas extranjeros.
¿Qué podemos concluir entonces?
En todos los casos, podemos observar que el Estado ha establecido las pautas que lograron los cambios necesarios para reflotar a países que con debilidades estructurales endémicas. A esto debemos agregarle que ha sido clave el mantenimiento de un marco macroeconómico e institucional estable, para que las industrias de alto valor agregado con tecnología de punta y capital humano capacitado, puedan convertirse en el factor fundamental para alcanzar el objetivo de lograr un crecimiento y desarrollo sustentable.
Siempre se dice que lo importante es aprender de los errores cometidos en el pasado para no volver a repetirlos. No estaría mal que le agreguemos la importancia que también implica el poder aprender de las virtudes pasadas de los otros. Quizás así, entre todos, podamos encontrar el mejor destino para nuestro país.