Nueva versión de Guerra Fría en Sudamérica

Publicado en el diario BAE, 23 de Septiembre de 2008.

Autor: Pablo Kornblum

Unos días atrás, el presidente Chávez confirmó que en el próximo mes de noviembre, Rusia y Venezuela realizarán en el Caribe un ejercicio militar conjunto inédito, para el que vendrán mil militares rusos y cuatro barcos, entre ellos la nave con capacidad nuclear llamada «Pedro El Grande», con capacidad para lanzar hasta 500 misiles. Mientras tanto, Evo Morales lanzaba una alianza con Moscú. «Siento que hemos perdido dos años y medio al no profundizar las relaciones con Rusia», dijo al sellar un acuerdo con el gigante energético ruso Gazprom y la francesa Total para la exploración de nuevas reservas de gas y petróleo en Bolivia, con inversiones por 4.500 millones de dólares.

La caída del muro de Berlín y el ?Fin de la Historia? de Fukuyama, nunca hubieran dejado entrever que menos de dos décadas después, la doctrina Monroe del control norteamericano en Sudamérica se encontraría enterrada en los libros de historia.  

Apenas entrados los años 90´, EEUU intentó completar el histórico dominio político y militar en la región con la concreción de la Alianza para el Libre Comercio de las Américas (ALCA). Pero su propuesta cayó en el peor momento: El neoliberalismo propuesto desde Washington a través del Fondo Monetario Internacional estaba destruyendo gran parte de las economías domésticas y regionales; y solo unos años más tarde, el voto popular ya comenzaba a reflejar este malestar a través de importantes cambios en la región.

Chávez en Venezuela, Morales en Bolivia, Lula en Brasil y Kirchner en Argentina llegaron al poder y decidieron dar vuelta la página: desde su postura progresista, buscaron insertarse en el esquema de la globalización entendiendo que una solución bilateral ?carnal? con los EEUU no iba a resolver las graves problemáticas domésticas de la región. 

Hoy en día, el mix entre el proceso de integración regional y el desarrollo de vínculos multilaterales sin exclusión, han logrado que las fronteras sudamericanas se abran al mundo para la entrada de las grandes potencias.
En este sentido, Rusia, después del derrumbe soviético y la desastrosa política económica aplicada en los años 90´, decidió realizar un cambio de rumbo y el Estado volvió a tomar las riendas de la economía y la diplomacia en los albores de esta década, desarrollando y expandiendo sus posibilidades económicas-energéticas y militares. Primero sobre la región que su pueblo y sus gobernantes todavía sienten con un dejo de pertenencia, como son los ex satélites de la Unión Soviética; y ahora, en diversas regiones del mundo donde nunca habían tenido una presencia física importante con anterioridad, como es el caso de América del Sur.

En este contexto, EEUU busca retener a sus bastiones en la región, con Colombia como eje principal y con ciertos importantes acuerdos comerciales con los gobiernos de Chile y Perú. Mientras tanto, Rusia, con la chapa ideológica y militar que le brinda su historia, intenta aprovechar los nichos políticos y económicos que se encuentran cada vez más distantes de las políticas norteamericanas.

¿Qué consecuencias puede tener esta situación a futuro?
La problemática nos indica que los ojos y la preocupación actual de los EEUU esta puesta en su grave crisis económica y financiera, las elecciones presidenciales del próximo mes de Noviembre, y el desenlace de su fallida intervención militar en Medio Oriente.

Mientras tanto, el ?intruso? Ruso avanza en la región. En un nuevo mundo donde reina la escasez de recursos y la inestabilidad diplomática, los rusos saben que el mejor posicionamiento en el tablero internacional puede ser clave para cualquier negociación futura con los EEUU y el resto de las potencias surgidas luego del declive norteamericano.  

Las implicancias de cualquier diferencia política, económica o militar que pueda surgir, ya sea tanto en el corto como en el mediano plazo, voltearán automáticamente la mirada de los EEUU hacia el sur. Y seguramente, en una región históricamente tan convulsionada política e ideológicamente, cualquier desenlace se potenciará hasta consecuencias impredecibles. Quien dice, inclusive en una nueva ?guerra fría?. Pero ahora, en el patio de casa.