¿Por qué el desplome de la lira en Turquía afecta a Argentina?

Comentarios de Pablo Kornblum para la Agencia Turca Anadolu Ajansi

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La reciente devaluación de la lira turca parece haber repercutido en la economía de Argentina, país que transita una larga crisis y que hizo un reciente acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 50 mil millones de dólares.

Particularmente, la economía de Argentina se vio resentida este lunes, cuando el dólar tuvo un alza del 3% en relación con el viernes, lo que al parecer tiene una conexión con lo sucedido del otro lado del océano Atlántico, en Turquía.

De acuerdo con Pablo Kornblum, profesor de economía internacional de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y autor del libro ‘La Sociedad Anestesiada: el sistema económico global bajo la óptica ciudadana’, la situación en Turquía “no repercute en Argentina por el vínculo entre ambos Estados” sino que la relación tiene que ver con “la apreciación de la moneda norteamericana y la toma de medidas como la subida de aranceles al acero y al aluminio. Esto ha generado un fuerte impacto sobre la economía turca y ha provocado la depreciación de la mayoría de las monedas del mundo con respecto al dólar”.

El economista advirtió, en entrevista con la Agencia Anadolu, que el análisis debe hacerse a nivel internacional, “dada la relevancia global de la moneda y la economía estadounidense en general. Un mercado como la Argentina, que arrastra un proceso de debilidad y volatilidad hace meses, se ha visto doblemente afectado de manera negativa”.

Argentina atraviesa una crisis que incluye déficit fiscal y de cuenta corriente (falta de dólares, por ser las importaciones mayores a las exportaciones), alta inflación, compromisos afrontados por el paquete financiero de rescate otorgado por el FMI y una inexorable caída de la actividad económica por delante, lo que hace que la economía sea permeable a las coyunturas adversas del escenario global.

Al ser consultado sobre el papel que juega el aumento de la tasa de interés de Estados Unidos, Kornblum asegura que su relevancia no tiene relación con la variable en sí sino con el país que produce el movimiento, en este caso Estados Unidos.

“Como principal potencia económica global, un aumento en la tasa de interés estadounidense implica que enormes flujos financieros se redirijan a la estabilidad y al desarrollo del mercado estadounidense”, explica el economista.

Es decir, cuando la tasa de interés en ese país es baja, la rentabilidad se encuentra en otros mercados. Entre ellos, los denominados mercados emergentes, como Argentina y Turquía, dado que pagan tasas de interés más altas “por el agregado de la ‘prima de riesgo’; más aún en un momento de turbulencia económica internacional derivado de un proteccionismo creciente, también propiciado por el gobierno norteamericano”, afirma Kornblum.

El inconveniente surge si la tasa de interés se eleva, como sucede actualmente, ya que provoca no solo la fuga de capitales de los mercados emergentes sino también la falta de credibilidad para el pago de la deuda externa (en dólares).

“Si a eso le agregamos (en el caso de Turquía) los dilemas políticos y comerciales con la principal potencia del mundo, que es Estados Unidos, esto genera que los inversionistas se alejen y realimenta el círculo vicioso devaluatorio y la incapacidad de repago de deudas”, concluye el académico argentino.

Esto explica el porqué del ‘efecto domino’ entre la crisis en Turquía y la repercusión en Argentina. Ambas economías son consideradas de las más vulnerables del mundo, y es por eso que ante un cambio que genere la depreciación de la lira turca es muy probable que este también se traduzca en un derrumbe del peso argentino. Los dos países enfrentan una situación económica adversa.

Lo que sucede es que “el proceso de liberalización financiera sin control ha generado burbujas de crédito sin una correlación de producción doméstica, sin una política exportadora sólida y sin una racionalización del gasto público que permita alcanzar el superávit, controlar la inflación y mantener una tasa de interés acorde para dinamizar el mercado interno”, explica Kornblum.

Otro de los factores determinantes en el escenario económico global es la guerra comercial entre Estados Unidos y China. En este sentido, el economista prevé que, de potenciarse el proteccionismo de estos países, ello “indefectiblemente repercutirá, en menor o mayor medida, en las balanzas comerciales de la mayoría de los países del mundo”.

Para entender cómo puede manifestarse en países como Argentina o Turquía, Kornblum sugiere prestarle atención a las medidas que tomen sus socios comerciales “en el escenario multilateral o regional. Es decir, pocas veces las medidas son homogéneas en términos interestatales, y en general son específicas de la relación bilateral/regional”.

Finalmente, “dependerá también del nivel de comercio que tengan los Estados implicados, sus relaciones diplomáticas y geopolíticas, y las posibilidades productivas que tiene cada Estado para conquistar otros nichos para la exportación de bienes y servicios en el mercado global”, concluye.