Publicado por Pablo Kornblum en el diario Tiempo Argentino el 04-05-2015
http://tiempo.infonews.com/nota/151683/un-final-inevitable-en-baltimore
Lo que ocurre en Baltimore se podría denominar como el inevitable resultado de décadas de sistemática opresión de la población afroamericana. En este sentido, la dinámica económica se ha transformado en el reflejo troncal de una opresión sigilosa pero tan peligrosa como las balas o los gases lacrimógenos: se regenera y potencia por generaciones, durante toda la cadena de la vida, hasta que eclosiona.
Los datos lo validan: La mortalidad infantil es 9 veces mayor en los niños afroamericanos que en los blancos. El desempleo de los jóvenes blancos se encuentra en torno al 10%, mientras que para los afroamericanos es del 37%. Solo el 10% de los afroamericanos adultos en edad activa tiene estudios terciarios o universitarios completos, mientras la misma tasa se eleva al 50% en la población blanca. Y los ancianos blancos de Baltimore viven 2 décadas más que sus vecinos afroamericanos.
Por lo tanto, un análisis profundo debería puntualizar un hecho insoslayable: a la pobreza generada por un proceso de desigualdad fuertemente creciente bajo la lógica de un capitalismo viciado por los patrones más liberales, se le adiciona una tensión racial embebida en una sociedad diplomáticamente estable pero con grietas raciales profundas. Un cocktail explosivo de indigencia y segregación que presenta dos soluciones: la búsqueda de un cambio político, cultural y socio-económico estructural; o la represión paramilitar. En todo caso, ambas sirven para mantener el estatus-quo y la reproducción sistémica bajo el dogma de la acumulación de capital.
La elegida ha sido la opción simplista, la que utiliza al aparato policial para controlar la subversión pública, y que evita generar un contexto de compresión ciudadana junto con políticas públicas distributivas audaces. El propio presidente de la nación, el Demócrata Barak Obama, fue tajante: «no hay excusa para la violencia sin sentido. Los responsables de los disturbios deben ser tratados como criminales».
Los Republicanos complementaron gustosos esta opción ‘belicista’. Sus legisladores presentaron el mes pasado un proyecto de presupuesto para el año próximo año fiscal 2016, en el cual se incrementan los gastos del aparato policial y militar por un lado, pero a la vez se propone una serie de importantes recortes a programas sociales, como la asistencia alimenticia y médica a los pobres – incluido el ‘Obamacare’ -.
En definitiva, pareciera ser que las 5.600 muertes a causa de la represión policial en los Estados Unidos en los últimos 15 años, han sido en vano. La lógica política se aleja de los requerimientos de los más vulnerables, haciendo caso omiso a los valores ‘democráticos republicanos’ que tanto enfatizan y promueven a lo largo y ancho del planeta. ¿O será que continúan primando los intereses de aquellas elites políticas y económicas que prefieren mirar para otro lado, mientras su poder y riqueza continúan incrementándose exponencialmente?