Política Económica de Brasil Marzo 2010 – Mayo 2010

Centro Argentino de Estudios Internacionales 

Observatorio de Brasil, Número 4, Año I, Otoño Sur 2010

http://www.caei.com.ar/es/pfp/brasil/brasil4.pdf

Autor: Pablo Kornblum

Políticas económicas activas para una

salida estabilizada hacia el crecimiento

económico. Un programa de desarrollo

para afirmar el rol de potencia mundial

en el largo plazo.

Medidas del gobierno que generan confianza en el sector corporativo transnacional

No hay duda que Brasil ya es visto por el sector privado corporativo transnacional como la gran potencia regional y un decisor de peso en la arena internacional. En este sentido, no solo el pensamiento se ve traducido en las palabras de los presidentes de 3M o de la Generalitat Valenciana cuando remarcan que Brasil será el futuro motor económico de Sudamérica y una de las cinco economías del siglo XXI; sino que también y sobre todo, se ve plasmado en hechos concretos, como los 530 millones de Euros que el grupo
francés de vehículos PSA Peugeot Citroën invertirá en Brasil hasta 2012 para desarrollar nuevos autos, la decisión de la Ford Motor Company de aumentar a 4.500 millones de reales (2.528 millones de dólares) su plan de inversiones en Brasil hasta el año 2015, o el anunció de Telefónica de destinar a Brasil el 20 por ciento de su inversión total para 2010, desembolsando para el gigante sudamericano un total de 3.500 millones de reales (1540 millones de euros) para el corriente año.Esta confianza de las grandes empresas multinacionales sobre el futuro de Brasil conlleva grandes beneficios, como ser el primer país de testeo en donde se realizarán las principales inversiones para muchas de estas corporaciones de alcance mundial. Pero por otro lado, también el poder y la trascendencia generan responsabilidades. Si Brasil no demuestra la solidez ni cumple con las expectativas de rentabilidad que han puesto en el país los inversores, la situación puede tornarse contraproducente; incluyendo la fuga de
capitales, el corte en la cadena productiva de las Pymes proveedoras de bienes y servicios, o la recesión provocada por la escasez de liquidez.

Retomando el punto anterior, uno de los puntales en los cuales se basa esta confianza es la política de superávit comercial permanente que busca el país a través de un sector privado exportador dinámico, más aún en la difícil situación internacional actual que conlleva a que la penetración sobre los nichos de mercado se torne dificultosa. Por ello es interesante el paquete de incentivos para ampliar las exportaciones que informo el Ministro de Hacienda, Guido Mantenga, en el mes de Marzo. Las medidas contemplan una
extensión de los beneficios fiscales a más empresas, dado que anteriormente para acceder a los mismos se requería exportar un 60 por ciento del total de la producción y ahora este monto se reducirá al 40 por ciento.El desarrollo de ideas novedosas para tratar de que empresas sin posibilidad o voluntad de exportar tengan el incentivo de hacerlo, reforzará sin dudas la generación de divisas para la economía brasileña.

Otro tema importante relacionado es el respeto hacia la justicia comercial internacional y las decisiones de los Organismos Internacionales. Para citar un ejemplo, solo luego de haber sido autorizado por la Organización Mundial del Comercio, el Gobierno Brasileño anunció sanciones comerciales contra una gran variedad de productos provenientes de Estados Unidos – medida que se tomó luego que el país norteamericano no eliminara los subsidios aduaneros ilegales a sus granjeros -. No solo el empresariado corporativo observa el poder político y la independencia de las importaciones/exportaciones para con el país más poderoso de la tierra, sino que también fomenta un apego a las reglas que provee previsibilidad a los ojos del mundo.

El último punto generador de confianza es la estabilidad. En este sentido, el Banco Central decidió mantener estable hasta último momento (en 8,75 por ciento anual) la tasa básica que rige los tipos de interés en el país, a pesar de las tensiones inflacionarias acumuladas en los primeros meses del año – un alza del 1,54 por ciento entre enero y febrero, probablemente derivado del despegue económico que ya se vislumbro en el
último trimestre de 2009 (2%) -, demostrando discrecionalidad en la utilización de la política monetaria solo para acompañar los vaivenes del ciclo económico. Recién el 28 de Abril, el Comité de Política Monetaria (COPOM) del Banco Central, aumentó la tasa referencial de interés en 75 puntos básicos para llevarla al 9,50 por ciento. La decisión, que se tomó en forma unánime, representa la primera modificación de la tasa en dos años. El COPOM informó que la decisión da “seguimiento al proceso de ajustes de las condiciones monetarias al escenario prospectivo de la economía, para asegurar la convergencia de la inflación con la trayectoria de metas”.

El escenario internacional: Un continuismo del pragmatismo multilateral

Otro tema a destacar ha sido el intenso trabajo del gobierno de Brasil para vitalizar y promover las relaciones económicas bilaterales con diversos países del mundo. Para comenzar, podemos mencionar el hecho que el presidente Lula de Silva manifestó que Brasil y Jordania pueden lograr una asociación económica con la colaboración del sector privado en el marco de un foro empresarial jordano-brasileño reunido en Amman.
Además, el primer mandatario se comprometió con su par bielorruso, Alexander Lukashenko, a intensificar las relaciones bilaterales para fortalecer el intercambio comercial –que en 2009 alcanzó los 1300 millones de dólares- y de esta manera posibilitar diversos acuerdos. Si a ello le agregamos el dialogo con su homólogo libanés, Michel Sleiman, al que le manifestó su deseo que el Líbano recupere su lugar como plataforma y
puerta privilegiada de acceso a las inversiones brasileñas en el mundo árabe, nos encontramos con un escenario interesante de análisis.

Por un lado, Brasil estimula la idea de avanzar hacia tratados bilaterales cuando el sistema multilateral se encuentra en recesión o estancado en discusiones (más políticas que técnicas) que provocan retrasos, desestimulan las transacciones internacionales y seguramente derivarán en una crisis aún más profunda. Por otro lado, la idea de fomentar los lazos con países en vías de desarrollo tiene dos lecturas: A) el deseo de un dialogo justo entre pares que tienen necesidades comunes pero quieren construir bases económicas sólidas para salir adelante. B) Evitar las relaciones económicas con países occidentales viciados de soberbia y sin un futuro con tasas de crecimiento importantes (su nivel de desarrollo y la dinámica actual del sistema mundial los conlleva a un bajo crecimiento estructural), que realza la idea del gobierno de Lula de buscar otros horizontes. Más aún, en el caso de la visita a China del Viceministro de Energía, André Amado, donde se
propuso establecer una cooperación trilateral junto a países africanos para el cultivo y desarrollo de bioetanol,Brasil se destaca por su proactividad para generar y fortalecer los vínculos, como así también por su posición como intermediario y actor principal en las gestiones – en este caso Brasil desarrollaría la tecnología, China aportará capital y los países africanos involucrados, tierras de cultivo -.

En definitiva, lo mencionado anteriormente refuerza el trabajo de la diplomacia Brasileña en los últimos años: Brasil no quiere ser un actor más en el escenario internacional y lo demuestra con un pragmatismo sólido pero sin apresuramientos. Y esto se ve reflejado en varios frentes. En la Asamblea anual del BID celebrada en Cancún en el mes de Marzo, por ejemplo, se mencionó que nos encontramos con una América Latina más
fuerte en la que Brasil afianza su liderazgo. Por otro lado, se celebró la II Cumbre del Grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China), en la cual ejerció de anfitrión Lula da Silva y donde se reiteró la necesidad de una nueva arquitectura multilateral y la voluntad de buscar una alternativa al dólar como moneda de referencia. Si a ello le agregamos que Brasil aportará 286 millones de dólares al FMI para colaborar con los esfuerzos para
contener la crisis en Grecia; y que el Banco Mundial acordó aumentar el poder de votación de los países en desarrollo en un 3,13 por ciento – donde Brasil junto a México han sido los Estados latinoamericanos que más aumentaron su peso -, la situación de Brasil a futuro como actor de peso en el mundo parece continuar por un camino sin fisuras.

En la búsqueda de soluciones estructurales para las problemáticas coyunturales

El 26 de Mayo, el director gerente del FMI, Dominique Stauss-Kahn, sostuvo que Brasil ha enfrentado la crisis mundial en forma correcta, pero alertó sobre el posible “recalentamiento” económico en los próximos meses: “Ha llegado la hora en que el Gobierno brasileño debe comenzar a retirar los estímulos a la economía” (…) a fin de “evitar que la situación actual pueda provocar un nivel excesivamente elevado de crecimiento” y desate un proceso inflacionario.

Para contrarrestar los efectos negativos provocados por los factores endógenos y exógenos de cualquier ciclo económico, la respuesta de Brasil para con su política económica doméstica se aleja de los condicionamientos/consejos de los Organismos Internacionales y, basado en las experiencias que los países latinoamericanos han vivenciado en las ultimas décadas, decide atacar a su manera las rigideces estructurales que potencian la suba de precios y dañan a las clases más desprotegidas.

En este sentido, las mejoras en infraestructura para aumentar la producción y a consecuencia la autodependencia, son claves para el corto, mediano y largo plazo. Para ello, el gobierno ha tomado una serie de medidas de fondo. Por un lado, la empresa EDP Renováveis Brasil ha iniciado la construcción de su tercer parque eólico en Tramandai, Estado de Río Grande do Sul. El parque tendrá la capacidad de generación de
energía eólica suficiente para abastecer a una ciudad de 20.000 habitantes. Además, el presidente Lula da Silva anunció que lanzará un segundo megaplan de obras públicas llamado Programa de Aceleración del Crecimiento II (PACII), estimado en 550.000 millones de dólares y que se desarrollará en el periodo 2011 – 2014, teniendo como destino a la población más pobre. Y Según el Plan Decenal de Expansión de Energía
Eléctrica (PED), Brasil, dependiente actualmente de la importación de derivados líquidos del petróleo, en 2014 no sólo será autosuficiente sino que pasará a exportar dichos productos.

La creación de industrias de base, junto con el aumento de la producción de commodities para el desarrollo autosustentable, también será clave para revertir el déficit exterior acumulado de 49.000 millones de dólares previsto para el 2010, que justamente es mayor al estimado previamente en gran parte por el aumento de las importaciones necesarias para mantener/aumentar la actividad económica. Si a ello le agregamos la búsqueda de un comercio intraregional con moneda local (como ya ocurre con Argentina y con la reciente
propuesta del 11 de Abril al electo presidente de Chile, Sebastián Piñera) donde se eliminarán costos innecesarios de conversión cambiaria que podrán ser destinados al aparato productivo, el paquete de medidas aborda y entrelaza todas las variables que envuelven al sistema de producción como un todo.

En definitiva, Brasil parece no dejar nada al libre albedrío. El coqueteo con el capital corporativo transnacional, la decisión de actuar proactivamente en todos los frentes del escenario internacional, y una política económica endógena con énfasis en la integración latinoamericana, son la clara muestra de ello.