Política Económica de Brasil Junio 2010 – Agosto 2010

Centro Argentino de Estudios Internacionales 

Observatorio de Brasil, Número 5, Año I, Invierno Sur 2010

http://www.caei.com.ar/es/pfp/brasil/brasil5.pdf

Autor: Pablo Kornblum

Un avance internacional diferenciado dentro

un marco de solidez doméstica y expectativas

positivas crecientes.

Enfrentar el escenario internacional con una discursiva apoyada en hechos concretos

Las palabras del presidente Lula da Silva durante el evento “10 Michelín Challenge Bibendum”, no pueden pasar desapercibidas: “Ellos, que tantas veces vinieron aquí a darnos lecciones de moral, podrían venir humildemente a aprender cómo es que se hace política económica con seriedad, cómo se unen exportaciones con crecimiento económico, cómo se unen control de la inflación con distribución del ingreso”. Lo curioso pareciera no ser tanto la diferenciación del modo en el cual Brasil ha sorteado la coyuntura – a diferencia de la crisis desatada en los países centrales- , sino el expresarlo de manera tan tajante. Esta expresión de confianza no debe ser tomada como un signo de soberbia: más bien como un desafío para un país que exclama mayor participación y poder de decisión en la arena internacional.

Por otro lado, no debemos olvidar que el actual crecimiento económico es también viable, más allá de las adecuadas políticas macro y microeconómicas aplicadas por el actual gobierno, por la histórica estructura socio-económica del Brasil. Los países centrales se encuentran en etapas posteriores de desarrollo, en las cuales las políticas macroeconómicas tienen un impacto menor en cuanto a las posibilidades de crecimiento de la economía en su conjunto y el nivel de vida de sus habitantes. A diferencia de estos, el salto cuantitativo y cualitativo del país sudamericano se condice con el retraso histórico de una economía con un mercado interno cautivo y deudas pendientes con grandes masas de la población excluidas. Esta situación también se puede visualizar en otros  países subdesarrollados con creciente presencia y potencial en las próximas décadas, como es el caso de los restantes países del BRIC. Mientras el Producto Bruto Interno de Brasil creció un 9% en el primer trimestre de 2010 con respecto al primer trimestre de 2009, la India creció el 8,6%, Rusia el 4,5% y China el 11,9%.

Más allá de una diplomacia activa en la discursiva presidencial, el gobierno brasileño también lo demuestra con hechos. Además de conceder un préstamo de 342 millones de dólares a través del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) para colaborar con el desarrollo de un proyecto de generación hidroeléctrica en Nicaragua, cerca del 90% de los 250.000 millones de dólares que componen las reservas internacionales – un record que superó en un 25% a las reservas que había un año atrás – se utilizaron para la adquisición de títulos del Gobierno norteamericano, acciones en diferentes bancos extranjeros, y préstamos para el Fondo Monetario Internacional. En este sentido, el trasfondo de realismo que genera la tenencia de deuda pública norteamericana y la inserción brasileña en los organismos multilaterales, despejan cualquier tipo de duda sobre los objetivos diplomáticos a nivel geopolítico y financiero internacional.

Finalmente, las políticas activas hacia terceros Estados no se limitan a la diplomacia; también hacen eco fronteras adentro del país. Para citar un ejemplo, el Gobierno endureció las limitaciones a la compra de tierras por parte de extranjeros. El Procurador General de la República, Luis Lucena Adams, declaró que “No vamos a excluir la participación extranjera, pero queremos preservar el control nacional en la posesión de tierras. Las compañías se tendrán que adaptar y cooperar más con empresas locales”. Por lo tanto, mientras el gobierno busca sacar provecho y avanzar en sus objetivos dentro de un marco de diplomacia consensuada en los foros internacionales, la política enmarcada en el proyecto de autosustentabilidad es clara y firme: Brasil, y no los intereses foráneos, mantendrán el dominio de los recursos naturales del país en beneficio de sus propios ciudadanos. 

El preciso balance de una inteligente política económica doméstica

En cuanto a la política económica doméstica, es importante destacar el complemento de las ideas de largo plazo con una política económica que saque provecho de la coyuntura. En este sentido, el Ministro de Trabajo y Empleo, Carlos Lupi, expresó que además del crecimiento de la economía, “los economistas tienen que analizar dos factores que impulsan la economía: la Copa del Mundo y las elecciones. Ellos afectan fuertemente la generación de empleo”. Un claro ejemplo es el acuerdo firmado por el presidente para invertir más de 3.500 millones de dólares para obras en aeropuertos y puertos que se utilizarán en el mundial de fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016. Este concepto es fundamental, sobre todo en una región latinoamericana donde las problemáticas de la coyuntura suelen llevarse toda la atención y no permiten poner en marcha planes estructurales de largo plazo.

Otro tema importante han sido las declaraciones del Ministro de Economía Guido Mantega en el marco de una reunión del G-20 desarrollada en Toronto, Canadá, donde manifestó su oposición a implementar un impuesto global a la banca como proponen Gran Bretaña o Francia. El mismo indicó que “No cabe aplicar un único impuesto para el sector financiero”. La experiencia histórica indica que es necesario poseer flexibilidad técnica y tener siempre a mano un abanico de opciones de política económica para enfrentar las diversas coyunturas y las especificidades domésticas adversas. En este sentido, el propósito recaudador pondrá en alerta a los grandes grupos de interés concentrados internacionales; los cuales, en algunos casos, querrán diseñar procesos de elusión que deben ser inteligentemente contrarrestados por la efectividad de la política gubernamental brasileña.  

Por otro lado, el miedo provocado por una historia repleta de inestabilidades no ha sido un tema menor durante todo el gobierno del PT. En la actualidad y con un crecimiento económico sostenido, el temor a un brote inflacionario regresa a escena. En este sentido, el Ministro de Economía se manifestó en torno al crecimiento de la economía de Brasil: “Prefiero un poco menos de crecimiento (en 2011) y mantener el equilibrio macroeconómico”. “Después de este fuerte año que estamos teniendo, debe haber un ajuste el próximo año. Creo que 5,5 por ciento es una tasa posible”. Por otro lado, el presidente Lula también se pronunció sobre el tema: “A todos nos gustaría que las tasas caigan mucho más, y lo harán” (…) “Pero la reducción debe ser realizada en forma responsable, de modo que no descuidemos la inflación”. A consecuencia, el Banco Central elevó la tasa de interés en 50 puntos base, llevándola a un 10,75 por ciento anual. Esta fue la tercer alza consecutiva de las tasas desde abril, aunque fue de menor magnitud que las dos primeras modificaciones (de 0,75 por ciento cada una). Cabe recalcar que Brasil cuenta con una ventaja: la inflación estructural que suele visualizarse en los países de la región (derivada principalmente en cuellos de botella productivos y monopolios formadores de precios), parece no ser parte de la actual coyuntura de acuerdos socio-productivos entre los diversos actores políticos, económicos y sociales.

Finalmente, en un mundo inestable con demandas crecientes, las autoridades de Brasil apuestan fuertemente a la autosustentabilidad – a través de un mix de inversión privada junto al control y regulación del sector público -, apoyado en la enorme cantidad de recursos naturales explotables. Un ejemplo es el anuncio realizado por la petrolera OGX en relación al descubrimiento de entre 10 y 15 billones de metros cúbicos de gas natural en el estado de Maranhao, que serían suficientes para abastecer la cuarta parte de la demanda nacional por cuarenta años. Por otro lado, el Director del Departamento de biocombustibles del Ministerio de Minas y Energía, Ricardo Dornelles, animó a los países latinoamericanos a que apuesten por la producción de biocombustibles para reforzar así la seguridad alimentaria de la región. En este sentido, queda claro que los recursos no renovables y la seguridad alimentaria no son temas exclusivos de un país o una región; sino que son una problemática mundial que debe ser tratada por todos los gobiernos del planeta con la mayor de las responsabilidades.

Datos alentadores que fortalecen las políticas sociales gubernamentales

Para concluir, podemos afirmar que los datos de índole social siguen siendo alentadores. Por un lado y según un informe del Instituto Brasilero de Geografía y Estadística (IBGE), el porcentaje de familias brasileras que vive en situación de insuficiencia alimentaria disminuyó del 46,7% en el período 2002-2003, al 35% en el período 2008-2009. Por otro lado, el Ministro de Trabajo y Empleo, Carlos Lupi, dio a conocer que en lo transcurrido de 2010 se crearon 1.260.368 empleos. Esta situación se condice con los datos de la tasa de desempleo durante el primer semestre de 2010, que se situó en el 7,3%, lo que representa un descenso del 1,3% respecto a los primeros seis meses del año pasado (8,6%).

Otro punto importante a recalcar es la estabilidad de precios. El índice de precios al consumidor IPCA se ubicó en el 0% durante el mes de julio, luego de retroceder 0,43 por ciento respecto al mes anterior. La teoría económica indica que la inflación castiga más a los asalariados, los cuales observan sus sueldos erosionarse dado su retraso en relación a los precios. En contraposición, una coyuntura como la actual, favorable en relación a mayores niveles de empleo y producción, deriva en incrementos salariales con implicancias positivas en los niveles de vida dentro de un contexto de estabilidad de precios.

Más importante aún es el programa Río Estado Digital, ya que se ha instalado conexión Wi-Fi gratuita en la favela más grande de Brasil (“Rocinha») en la ciudad de Río de Janeiro. La educación y el conocimiento son pilares fundamentales en el futuro de muchos niños en condiciones desfavorables, ya que la información y las capacidades que podrán adquirir de ahora en más les brindarán una mayor cantidad de herramientas para poder salir adelante en un mercado de trabajo cada vez más competitivo. Pero además, un mejor acceso a la información, en complemento con mayores y mejores niveles de escolarización, permitirán un mayor entendimiento del contexto en el que viven y los cambios que deberían llevar a cabo para mejorar su calidad de vida.   

Para concluir, es interesante destacar el estudio realizado por el Centro de Estudios Sociales de la Fundación Getulio Vargas, en el cual se expresa que en 2014 solo un 8 por ciento de los brasileros formará parte de la clase más baja, lo cual implicaría una reducción de la pobreza a la mitad en cuatro años. No se puede negar que las expectativas positivas en las que se ve envuelta la economía brasileña hoy inyectan esperanza y estimulan la inversión, la producción y el crecimiento del mercado interno. Pero este contexto debe ser interpretado con cautela: por un lado, las expectativas y la previsibilidad se encuentran ligadas a una continuidad que dependerá en gran parte en los resultados de las próximas elecciones presidenciales; por el otro, la reducción de la pobreza es siempre positiva pero no suficiente: el desarrollo implica además mejoras sustanciales a nivel de infraestructura, buenas condiciones laborales y educativas, junto con posibilidades concretas para lograr un desarrollo profesional y personal que puedan satisfacer los deseos y expectativas de la población. Esta concepción abarcativa y realista de lo que debería ser una calidad de vida digna, se encuentra muy alejada de un índice que simplemente refleja un nivel de salarios superior al umbral de la pobreza.