Publicado en Stratfor, el 16 de Diciembre de 2011.
Autor: Pablo Kornblum
http://www.stratfor.com/other_voices/20111216-devaluation-real-sign-brazil%E2%80%99s-strength
La moneda es uno de los símbolos más importantes que posee cualquier Estado de la tierra. Una divisa fortalecida implica un Estado con capacidades cuantitativas y cualitativas superadoras, las cuales generan una dinámica productiva endógena y una fortaleza comercial/financiera internacional diferenciadora. Bajo este contexto, se desarrolla una credibilidad de superioridad global que implica un poder de negociación/coerción superior, ante un escenario internacional de complejidad creciente y pujas de intereses interestatales yuxtapuestos.
Brasil, en su aspiración a llegar al estadío de potencia y actor decisorio en el escenario internacional, ha decidido fortalecer el valor de su moneda. En este sentido, desde la gran crisis internacional de 2008-2009, el Real se ha ido revaluando cíclicamente, pero con una clara tendencia apreciatoria. La fortaleza de la economía, sostenida por un fuerte influjo de capitales derivados de la depresión de los mercados internos del desarrollo en conjunción con altas tasas de interés domésticas, permitieron que la moneda brasileña, a fines del mes de Julio, se haya situado cercana a los 1,5 reales por dólar. Un techo histórico en su relación para con la divisa norteamericana.
Sin embargo, en un mundo cualitativamente cada vez más homogéneo (capital humano altamente calificado, tecnología de punta, etc.), la competencia económica se torna cada vez más ardua en todas las regiones del planeta, mimetizando las viejas dicotomías Norte/Sur o Desarrollo/Subdesarrollo al dejar obsoletas diferencias históricas del sistema capitalista global. Por lo tanto, la industria Brasileña, bastión económico y político de la estructura nacional, comenzó a perder mercados, tanto el doméstico (vía importaciones) como externos (baja competitividad de exportaciones), con otros países de amplia capacidad productiva sustentados en tipos de cambio altamente devaluados.
Ante esta situación, el gobierno brasileño decidió de manera vehemente, por lo menos momentáneamente, dejar de lado la estrategia de largo plazo y atacar la coyuntura. Se produjo entonces una devaluación forzada (cercana al 30% en pocos días), pero no sin antes advertir una ‘guerra de monedas’ desigual y denunciar la incapacidad de los países desarrollados para sanear sus economías que les permitan reabrir sus mercados de importación. La estrategia discursiva tiene un fin: demostrar en el escenario internacional que Brasil comprende la coyuntura, diagnostica responsabilidades y se encuentra dispuesto a ayudar.
Para concluir, mientras el gobierno brasileño ha vuelto a generar un tipo de cambio administrado adecuado para sus industrias más productivas, el gesto realizado demuestra un objetivo de presencia geopolítica activa y una férrea autodeterminación económica, lo cual le permite balancear una apreciación monetaria que estaba afectando su estructura socio-económica y productiva. Pero además y tal como lo indica el refrán, a veces hay que dar primero un paso hacia atrás para luego poder dar un gran salto hacia adelante. Las vicisitudes del escenario internacional requieren permanentemente de ello.