Enfrentarse o adaptarse al mundo moderno

Publicado en el diario El Cronista Comercial, 3 de Diciembre de 2008.

Autor: Pablo Kornblum

http://www.cronista.com/notas/167127-enfrentarse-o-adaptarse-al-mundo-moderno

En el mes de Septiembre pasado, el Papa se reunió con el presidente Francés en París, donde coincidieron en la necesidad de un “laicismo positivo”, en equilibrio entre la neutralidad del Estado y la apertura a una presencia más incisiva de la religión.  

Esta visita se enmarca en una situación reflejada a la vista de todos: En Francia ha descendido en picada el número de católicos en los últimos 20 años, del 80% al 50,2%; y de los que se declaran de fe católica, solo 1 de cada 10 asiste regularmente a misa, se confiesa y comulga. Además, las iglesias están cada vez más desiertas y más de la mitad de los hijos de los franceses nacen fuera del matrimonio.

¿Qué lectura podemos realizar de esta situación?
Por un lado, el Estado, históricamente aliado de la Iglesia y promotor de la fe de sus ciudadanos, se encuentra con demasiados frentes problemáticos como para ocuparse de resaltar las virtudes de la misma. Solo el “auto-marketing” de los sacerdotes y obispos puede mantener a los adeptos y a su propio prestigio. 

Otro punto fundamental ha sido el desarrollo humano de la población. Hoy en día, con la crisis generalizada del sistema y el virtual desmantelamiento de los Estados de Bienestar donde se refugiaban las clases más desprotegidas, los ciudadanos, más educados e informados que décadas atrás, entienden que la Iglesia no les va a brindar soluciones a los problemas macro y microeconómicos de sus sociedades. Por lo tanto, los reclamos son focalizados hacia los otros actores del sistema, tales como el Estado, las empresas, los sindicatos, etc.

Finalmente, las revoluciones sociales y la globalización han asestado otro duro golpe. Las ideologías de izquierda, el feminismo, y los movimientos por el reconocimiento de las minorías sexuales, entre otros; sumados a la apertura de las comunicaciones, el turismo, y la posibilidad de acercarse, conocer y entender otras culturas y religiones, han llevado a muchos adeptos a alejarse del muchas veces rígido e indiferente sistema eclesiástico.

¿Qué medidas puede tomar la iglesia para revertir esta tendencia?
Buscando una analogía con la ciencia económica, la idea sería poder encontrar el equilibrio justo entre la Oferta y la Demanda. Tal cual empresa competiendo en el mercado, las soluciones se podrían encontrar focalizándose en la problemática coyuntural de las personas por un lado; flexibilizándose y adaptándose a las necesidades cotidianas por otro; y actuando de manera activa para colaborar con el buen funcionamiento del sistema.

En términos eclesiásticos, esto implicaría, por un lado, brindar ayuda económica a las personas más necesitadas ante el deterioro mundial que nos toca vivir. Por otro lado, sería importante lograr un mayor grado de flexibilidad ante la diversidad social surgida de un mundo cada vez más globalizado y diverso cultural e ideológicamente. Finalmente, sería clave ser un bastión, desde su histórico poder político y social, en la colaboración con los gobiernos de turno tanto para mantener la paz social, como para denunciar y proponer mejoras en las políticas públicas para mejorar la calidad de vida de sus fieles.       

Aunque para algunos pueda ser interpretado como una intromisión en otros poderes y/o la vida privada de las personas, el mostrar una iglesia proactiva y decidida a mejorar la calidad de vida de sus fieles y la comunidad toda, le devolverá la fe a muchos que, ante las nuevas dificultades con las que nos encontramos en el mundo actual, han perdido las esperanzas. De esta manera, la Iglesia se podrá convertir a futuro en una verdadera ayuda, ya sea tanto espiritual como terrenal.