Economía de Qatar

Por Pablo Kornblum

http://www.yumpu.com/es/document/view/55832650/n-2-agosto-2016

El Emirato de Qatar es un país de 11.437 kilómetros cuadrados que, hasta hace algunas décadas, era uno de los protectorados británicos (independiente desde el año 1971) más pobres de Medio Oriente y vivía casi exclusivamente de la pesca y del mercado de perlas. Hoy la situación ha cambiado radicalmente.

El Qatar de hoy es una economía basada en las exportaciones de gas – reservas estimadas en 26 billones de metros cúbicos, 3,2 millones de metros cúbicos de producción diaria, y tercer exportador mundial detrás de Rusia e Irán con el 5,1% del total -, Gas Licuado – exportador número uno a nivel global con el 31% del total -, petróleo – 2 millones de barriles diarios, 83,6 mil barriles de petróleo equivalente (boe) per cápita, y reservas equivalentes a unos 25.000 millones de barriles de crudo – y productos petroquímicos. Además Qatar es miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el conjunto de países que regula la producción – 32 millones de barriles diarios – (y por ende el precio) del principal insumo energético a nivel global. Cabe destacar que la producción de hidrocarburos representa el 55% del Producto Bruto Interno (PBI) del país – alrededor de 200 mil millones de dólares -, y más del 85% de sus exportaciones.

El PBI de Qatar se ha incrementado a un promedio considerable del 6% en el último quinquenio, aunque en las dos décadas previas el crecimiento ha sido de más de dos dígitos, derivado del gran desarrollo endógeno (infraestructura, servicios) y en términos de su inserción económica global (exportaciones, inversiones). La inflación se encuentra controlada en torno al 2-3%, la tasa de interés alrededor del 5%, y el tipo de cambio anclado al dólar estadounidense a 3,64 Riales por dólar. Si a ello le adicionamos un superávit de Cuenta Corriente permanente, el país posee un sólido crecimiento macroeconómico.

En términos socio-económicos, los bajos niveles demográficos y de desempleo complementan el escenario descripto y permiten que los ciudadanos de Qatar hoy sean los más ricos del mundo: el PBI per cápita ronda los 100 mil dólares anuales. Por otro lado, una desocupación marginal y un promedio de edad que no supera los 30 años, conlleva a que el sistema de seguridad social no genere presiones sobre la economía del Emirato. Más aún, la enorme riqueza que posee Qatar le alcanza para no cobrar el Impuesto sobre la Renta ni el Impuesto al Valor Agregado a sus habitantes, quienes solo realizan algunas contribuciones al sistema de salud, pero tienen educación y medicina gratuitas, subsidios para adquirir viviendas y no pagan por los servicios de agua potable y electricidad.

Más importante aún, al tener una cantidad ínfima de habitantes (alrededor de 300 mil) en relación a sus recursos naturales – a diferencia de Venezuela, Iraq, o Nigeria, para citar algunos ejemplos -, han tenido un mayor margen para acumular reservas y generar un proceso de distribución de la riqueza que les provee de instrumentos para amortiguar las necesidades de la sociedad civil y bloquear levantamientos de cualquier índole – inclusive democráticos – en contra del régimen actual.

Sin embargo, a pesar del exponencial crecimiento económico de las últimas décadas, el Emirato de Qatar se encuentra inmerso en un proceso de modernización cuyo eje no solo es mejorar los procesos de extracción hidrocarburíferos hacia modelos más eficientes, eficaces y amigables para con el medio ambiente, sino también por una inteligente diversificación de su economía. Para complementar los recursos naturales, se ha generado un modelo económico trasnacional que pueda ser sustentable en un mundo cada vez más competitivo.

Centros educativos de excelencia con convenios con las más prestigiosas universidades del planeta (inversión de 125.000 millones de dólares en los próximos 10 años en la economía del conocimiento – 3,3% del PBI a Educación y 2,8% a I&D -), tecnología de la información de punta (el mismo canal Al Jazzera es la principal fuente de información en los países árabes, con alrededor de 40 millones de espectadores a nivel global), envalentonar a Doha y Qatar Airways como un Hub aéreo de excelencia (adquisición de un 10% de Latam a través de una ampliación del capital accionario), servicios corporativos (el 72% de las personas que viajan al país pertenece a la categoría de turismo de empresas) desarrollos deportivos (100.000 millones de dólares de inversión en todo tipo de infraestructuras relacionadas con el Mundial 2022), y la construcción del Centro de Finanzas de Qatar en el año 2005, el cual lo ha convertido en el centro financiero del Golfo Pérsico dada su estabilidad y enorme base de capital, sostienen una clara visión macroeconómica y geoestratégica.

En cuanto a la política económica exterior, la Balanza de Cuenta Corriente ha tenido un superávit promedio de 50 mil millones de dólares en el último quinquenio. Y ello principalmente se debe a una Balanza Comercial positiva que ha rondado los 100 mil millones de dólares en la corriente década.

Por otra parte, el régimen comercial de Qatar es liberal, con mínimos niveles arancelarios. A nivel regional, desde la conclusión en 2001 del Acuerdo Económico entre los Estados miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), Qatar y los demás miembros han colaborado con miras a alcanzar un nivel más alto de integración, en particular mediante el establecimiento de una unión aduanera que comenzó sus operaciones en el año 2003.

En términos de inversiones, las mismas son un componente importante del PBI: representa un 29% y se espera que en los siguientes años continúe con tendencia alcista. De acuerdo con la legislación de Qatar sobre la inversión extranjera, la participación de inversores extranjeros en el capital de las empresas se limita al 49%, aunque se permite una participación extranjera del 100% en determinados sectores previa autorización (agricultura, industria, salud, educación, turismo, desarrollo y explotación de los recursos naturales, energía y minería). También se garantizan ciertos derechos a los inversores extranjeros, como, por ejemplo, la transferencia de fondos sin ninguna limitación y garantías contra la incautación o expropiación de bienes. Cabe destacar que el Emirato de Qatar actualmente tiene 22 convenios de inversión bilaterales.

En cuanto a sus principales proveedores, Brasil es el único país en América Latina que se encuentra número 17, lejos de los principales actores proveedores del planeta – China, Estados Unidos, Unión Europea -, y sus vecinos de la península arábiga – Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos -.

En cuanto a los países a donde Qatar exporta, el eje de las mismas se cierne en Asia y, en menor medida, en los países de la región. En cuanto a los productos, claramente se observan los hidrocarburíferos y petroquímicos como el eje central de las ventas al exterior (y de su economía).

Y en cuanto a las importaciones, el mayor peso lo tienen los insumos y bienes de capital necesario para sustentar la cadena de valor para la industria del petróleo y gas.

En cuanto a la relación comercial con América Latina, la misma es escueta y lógica: se centra en la importación de materias primas y la exportación de hidrocarburos y sus derivados. Con la excepción de Brasil, que ronda los 400 millones de dólares de exportación brasileña, ningún otro país supera los 100 millones de dólares de intercambio.

Para citar algunos ejemplos, en el año 2013 solo 10 millones de dólares fueron exportados desde Chile a Qatar, representado por la exportación de madera de pino, manzanas, kiwis y vinos. En tanto, desde Qatar se importaron 52 millones de dólares en Gas Licuado, con importaciones marginales (que no superan los 3600 dólares anuales por ítem) en otros artículos del área de la industria. Paraguay le exporta alimentos, especialmente relacionados al sector cárnico. Y la Argentina, además de algunos productos alimenticios, le exporta principalmente algunos tubos para oleoductos y gasoductos, pero en valores no significativos – en torno a los 11 millones de dólares -.
Qatar Petroleum

Qatar Petroleum (QP) es la empresa petrolera de propiedad estatal en Qatar. La compañía realiza todas las operaciones de petróleo – incluido el sector petroquímico – y gas en Qatar, incluyendo la exploración, producción, refinación, transporte y almacenamiento. Actualmente es la tercera compañía petrolera más grande del mundo por reservas de petróleo y gas.

El Presidente de QP es también el jefe del Ministerio de Energía e Industria y Primer Ministro Adjunto del Emirato. Por lo tanto, las operaciones de QP se encuentran directamente vinculadas con los organismos de planificación estatal, autoridades reguladoras y organismos de formulación de políticas.

Cabe destacar que cuando los precios del petróleo comenzaron a declinar, QP cambió su enfoque de producción hacia el Gas Natural Licuado (GNL), donde los precios no han descendido tan bruscamente. Siendo el principal exportador global de este último a través de Qatargas y Rasgas, han podido balancear financieramente la economía corporativa y han alcanzado una rentabilidad que le permita continuar aportando a los superávit de cuenta corriente del Emirato.

En este aspecto, los ingresos netos del año son ampliamente superavitarios – superando los 100 mil millones de dólares – , con un superávit operativo y de ventas en crecimiento, y un total de activos que supera los 400 mil millones de dólares.

El principal destino del GNL se dirige a Asia, con alrededor del 72% total de las exportaciones. Ello se debe principalmente a que los Estados Unidos y Europa han incrementado su producción de hidrocarburos no convencionales en los últimos años, los requerimientos de autoabastecimiento derivado de la recesión económica, la búsqueda de otros proveedores, y el evitar la dependencia de las importaciones, entre otros.

Ello no preocupa de sobremanera al Emirato, ya que considera que el mercado asiático, siendo la principal región de crecimiento económico a nivel global, duplicará su demanda a 450 millones de barriles de GNL para el año 2025.

Por otro lado, sigue siendo una opción para aquellos países que deseen una fuente limpia de energía proveniente de un país cercano a Europa y alejado de las tensiones geopolíticas (como puede ser el caso de Rusia). Por ejemplo, precios del GNL más baratos en relación con los precios del gas por tubería en Europa han llevado al RUGBIN a cambiar a GNL, incrementando sus importaciones desde Qatar en un 20,5% en 2014 en relación al año previo.

Por otro lado, la visión trasnacional del Emirato también se traduce en adquisiciones y fusiones con diversas compañías alrededor del mundo; tanto en las áreas de exploración, desarrollo y producción On-shore y Off-Shore.

Entre las asociaciones más importantes de QP, se encuentra el Joint Venture con ExxonMobil para construir la planta de licuefacción en Texas, Golden Pass. La misma propone añadir capacidades de exportación a su actual terminal de importación de GNL en Sabine Pass, Texas. Esta expansión le permitiría a Golden Pass flexibilidad de importar o exportar en respuesta a las condiciones del mercado. Se estima que la capacidad del nuevo proyecto sería de 15,6 millones de toneladas de GNL al año para exportar a los mercados más importantes de Asia, Europa y América del Norte – cabe destacar que QP ha también llegado a un acuerdo para adquirir el 40% de Centrica plc’s, una empresa de Gas Natural de Canadá -.

Los vínculos de ExxonMobil con QP también se trasladan a África, donde desean producir GNL en Mozambique. Para el Estado del Norte de África no es un tema menor. La adquisición de una porción del Área 1 de Anadarko podría generar ingresos tributarios por cerca de 1.300 millones de dólares para el Gobierno de Mozambique, lo que implicaría un número no menor para un país con un PBI que no llega a los 20 mil millones de dólares.

También QP llegó a un acuerdo con la compañía francesa Total para participar en el incremento de capital de su subsidiaria Total E&P Congo, específicamente para inyectar liquidez al programa de inversión en el proyecto off-shore Moho Nord en el sur del país africano.

Por otro lado, el corriente año 2016 QP alcanzó un convenio con Chevron para adquirir una participación del 30% en las zonas de perforación que gestiona la empresa en aguas marroquíes. Según los términos del acuerdo, Chevron conservará un 45% de las concesiones en alta mar, mientras que el Gobierno de Marruecos conservará el restante 25%.

Por otro lado, tres subsidiarias de QP, The Qatar Petrochemical Company (QAPCO), Qatar International Petroleum Marketing Company (Tasweeq) y The Qatar Gas Transport Company (Nakilat) han realizado un Joint Venture con la compañía de Singapur Keppel Offshore and Marine para construir y operar un astillero de última generación en el puerto de Ras Laffan en Singapur, con el objetivo que sea un facilitador para el transporte de GNL en la región.

En cuanto a América Latina, QP desarrolló un acuerdo con la empresa Gente Oil, que está presente en el campo Singue (B58) en Ecuador, bajo el nombre de consorcio DGC, quien construirá un oleoducto de 32km para la transportación del crudo. Por otro lado, en el año 2014, QP adquirió un 23% de acciones a Shell por mil millones de dólares en Parque das Conchas, Brasil. Shell todavía posee el 50% del total del paquete accionario, en un campo que opera 50 mil barriles diarios.

Pero no todo ha sido positivo en los últimos años. Se esperaba que el Joint Venture entre QP (80%) y Shell (20%) en el proyecto Al Karaana en Qatar, produjese dos millones de toneladas anuales de productos petroquímicos, dirigidos principalmente a mercados asiáticos. La decisión de Shell de no seguir adelante – un paso significativo tras reducirse el precio del petróleo en los últimos años –, demostró que nadie se encuentra exento de alto costos que hacen inviable, desde el punto de vista comercial y del clima económico que prevalece en la industria de la energía, un proyecto que esperaba generar más de 6.500 millones de dólares anuales.

No solo han sido las asociadas a QP son las que han tomado la decisión de abandonar algún proyecto. QP se ha retirado del proyecto Long Son Petrochemical Complex, en la provincia de Ba Ria Vung Tau, Tailandia. El complejo hidrocarburífero había comenzado a ser desarrollado en conjunto entre Thailand’s SCG, PetroVietnam y QP, con una inversión cercana a las 4 mil millones de dólares. QP sentenció que se retiraba del proyecto por una ‘reestructuración de su estrategia de desarrollo’, dados los retrasos en los tiempos de construcción.
Fondos Soberanos de Inversión

Los Fondos Soberanos de Inversión (FSI) son vehículos de propiedad estatal que financian proyectos productivos e infraestructura en diversos países alrededor del planeta. La aparición de los FSI en los mercados internacionales no es una tendencia aislada, sino que ha estado relacionado con un período de fuerte acumulación de reservas internacionales, a consecuencia de la absorción de notables superávit de cuenta corriente.

En este sentido, la abundante cantidad de hidrocarburos – y hasta no hace muchos años su precio creciente – ha hecho que los más importantes FSI deriven de las reservas liquidas generadas por los mismos. En la actualidad, existen alrededor de los 90 fondos soberanos que invierten los superávits por cuenta corriente de estos países en los mercados internacionales, gestionando un volumen de liquidez que ya supera los 6 billones de dólares.

Dentro de los objetivos nacionales, los FSI no solo se implementan para incrementar la riqueza del Estado: pueden ser creados para diversificar los activos y la economía – protegiéndola de shocks exógenos y reduciendo su vulnerabilidad para lograr un desarrollo económico sostenido -, para impulsar un mayor desarrollo de empresas estatales o empresas de capitales nacionales, o para proteger la provisión de recursos estratégicos para las futuras generaciones.

En este sentido, ante una entrada masiva de capitales en la economía producto de los superávits de cuenta corriente, las herramientas tradicionales pueden resultar muy costosas para los grandes acumuladores de reservas internacionales, como son las intervenciones del Banco Central en el mercado local de cambios, los impuestos a la entrada de capitales, los cambios en los requerimientos de reservas en el sector bancario (en Argentina se lo denomina al Régimen de Capitales Mínimos), etc. Asimismo, en el caso de los FSI no es necesaria la expansión monetaria, por lo que no es necesario aplicar ninguna herramienta esterilizadora.

Por otro lado, la baja rentabilidad de las reservas internacionales genera fuertes incentivos a desviar fondos de las reservas internacionales hacia los FSI, de forma tal de evitar los costos de esa política de acumulación y obtener mayores ganancias. En este sentido, para aquellos países cuya moneda no cuenta con la función de reserva de valor internacional, la creación de FSI puede estar influida por el hecho de que, por un lado, resulta un mecanismo alternativo para regular el riesgo generado por las fluctuaciones del tipo de cambio; y por otro, para evitar que las reservas internacionales pierdan poder de compra.

Este contexto denominado ‘Resource Course’ se explica por el fenómeno que se conoce como la Enfermedad Holandesa, conocida en el mundo pero que no aplica al Emirato de Qatar. Aquellos países que reciben masivos ingresos de capitales, producto de las exportaciones de un recurso natural, tienen como consecuencia la apreciación de la moneda doméstica y por ende la economía va perdiendo competitividad. De la misma forma, por la excesiva confianza que se deposita en las exportaciones de determinados recursos naturales, se va priorizando el desarrollo de industrias específicas que giran alrededor de esas materias primas, lo que impide la diversificación de la economía, tornándose vulnerable y dependiente. Pero como se ha mencionado, ello no ocurre en el Emirato que ha diversificado su economía nacional.

Finalmente, un factor que si puede resultar diferenciador es el escenario político doméstico que rige en los países en donde se conforman los FSI. Un Estado, sea democrático o dictatorial, podría reflejar conductas diferentes, los cuales podrían verse reflejadas en distintos estándares de transparencia y fiscalización. En este sentido, los países con regímenes más autoritarios podrían aprovechar un menor nivel de exposición y mayor flexibilidad en su margen de acción al poder evitar ciertos cuestionamientos internos; lo que les permitiría realizar inversiones que resulten impopulares en el corto plazo – dada las potenciales necesidades socioeconómicas y productivas del propio Emirato -, pero que sean consideradas ventajosas en el futuro para los hacedores de política.

A nivel internacional, el crecimiento y la importancia que los FSI han cobrado en la última década, han generado diversas controversias a nivel internacional.

En tanto los aspectos positivos, los flujos de capitales aportan liquidez y pueden dinamizar las economías a través de la generación de estructuras financieras y de la economía real que desarrollen el país a través de un incremento en la producción de bienes y servicios, con los beneficios indirectos a nivel empleo y mejoras en la calidad de vida.

Por otro lado, los FSI son inversores que tienen que manejar sus portafolios con prudencia para preservar su propia liquidez y solvencia. Por lo tanto, sus estrategias de inversión suelen estar predefinidas en cuanto a la adquisición de determinados activos y al manejo del riesgo, incluyendo determinados límites al apalancamiento. Por otro lado, los FSI no suelen atender objetivos de corto plazo, lo cual los habilita a tolerar caídas circunstanciales o momentáneas del precio de los activos con los que forman sus portafolios

Como contraparte y dada la magnitud de los fondos que disponen los FSI, existe un riesgo no menor de provocar grandes variaciones en los precios de los activos financieros en los que se invierte o desestabilizar mercados a través de las cuantiosas cantidades de liquidez que poseen. Esta zozobra se ha visto también incrementada por la transparencia del origen y destino de algunas de sus inversiones – el carecer de información sobre el fondo de inversión a manos de otro Estado o los obstáculos ante la falta de sistema de fiscalización homologado -, lo que a su vez ha propiciado una fuente de excusas para implementar medidas proteccionistas.

Por otra parte, algunos países ven con ojos de preocupación la injerencia de los FSI en sus economías, ya que temen que las inversiones de estos se determinen en torno a objetivos político/estratégicos – incluidos objetivos de seguridad o la descapitalización de una industria económica clave donde ejerzan control -, generando un rebalanceo de poder a través de un incremento en sus capacidades. Más aún si se tienen en cuenta la transmisión de valores culturales y tradiciones, lo que puede generar tensiones en el marco diplomático si no hay claridad en las incumbencias nacionales de los Fondos.
El Fondo Qatarí

Qatar comprendió que en algún momento se acabarán sus vastas reservas de gas y petróleo y sus planes a futuro requieren una diversificación de sus activos que generen una rentabilidad en otras áreas de la economía. Desde el Emirato se asegura que el objetivo de su FSI pasa por ‘invertir, administrar y hacer crecer las reservas de Qatar a largo plazo para apoyar el desarrollo de la economía qatarí’ y ‘ser reconocido como institución de inversión internacional para convertirse en el socio preferido de los inversores’.
El Qatar Investment Authority (QIA) es el Fondo Soberano de Inversión de Qatar. Fue fundado en el año 2005 para gestionar los superávits generados por la industria del petróleo y gas natural. Actualmente, QIA es el quinto mayor fondo soberano del mundo, con activos por un valor de 175.000 millones de dólares. Cabe destacar que el QIA no aplica la sharia islámica debido a sus inversiones en el sector de la banca (incluido acciones en la Bolsa de Londres) y otros activos prohibidos por la ley islámica en todo el mundo.

Las inversiones del QIA varían tanto en su geografía como en las industrias donde participa. Desde la posesión de acciones en la automotriz Volkswagen, pasando por la adquisición de Miramax Films, la compañía propietaria del aeropuerto de Heathrow o las tiendas Harrod’s, hasta la adquisición de capital accionario del club de futbol francés Paris Saint-Germain. Uno de los activos más importantes del QIA es la posesión del 20,86% de las acciones de la bolsa de Londres (London Stock Exchange).
También existe el Qatari Diar, el brazo inmobiliario de QIA. Para citar algunos ejemplos, el mismo desembolsó 64 millones de Euros por el puerto deportivo para yates de lujo de Tarragona e invirtió 78,5 millones de Euros en la compra del Hotel Renaissance de Barcelona. También ha invertido en el exclusivo complejo hotelero ‘Sea Pearl’ en Atakoy, Turquía, la embajada de Estados Unidos en Londres, el City Centre DC en Washington DC, y el ‘City Gate’ en El Cairo.
Pero el objetivo principal continúan siendo los grandes proyectos de infraestructura. La mayoría de los Estados de la Unión Europea, languidecientes de fondos para el capital productivo – y por ende beneficios indirectos para la economía real -, esperan alcanzar o expandir sus acuerdos con el QIA. Los números no son menores: 15.000 millones de Euros de inversión en el RUGBIN, 10.000 millones de Euros en Francia, y 6 mil millones de Euros en España en el último quinquenio, entre otros.

Europa es el destino más importante, pero no el único. QIA tiene una creciente participación en Asia y Medio Oriente: el Banco de Comercio y Finanzas de Jordania, el Banco Financiero Asiático de Malasia (controla el 70% del mismo) y el grupo médico Raffles de Singapur, entre otros, son solo algunos ejemplos. También QIA crea sucursales: PT Holding Indonesia, gestiona un fondo de 1.000 millones de dólares para invertir en los recursos naturales e infraestructura de la mayor economía del Sudeste Asiático.
QIA también ha llegado a América Latina. En Cuba, alcanzó a un acuerdo con el Gobierno para lanzar un hotel de lujo de 250 camas en Cayo Largo. También una inversión de 300 millones de dólares para participar en el sector hotelero en Cancún, y acuerdos para la inyección de capital en nuevas fuentes de energía y el Sistema Integrado de Transporte del Área Metropolitana de El Salvador.

Específicamente en Sudamérica, el Holding Empresarial EZDAN, otro brazo de QIA, ha llegado a acuerdos con el Gobierno de Ecuador para realizar inversiones en líneas de banca, bienes raíces, seguros, salud, medios de comunicación y tecnologías de la información. Por otro lado, en el año 2010 QIA se hacía con el 5,17% del paquete accionario del Banco Santander de Brasil.

Sin embargo, como lo mencionamos previamente, las tendencias positivas tienen sus vaivenes. Las inversiones en un mundo tan inestable económicamente – sobre todo en la economía real -, pueden generar altos niveles de rentabilidad y beneficios, como así también pérdidas en caso de profundización de los períodos de recesión o crisis. Este punto no es menor, más teniendo en cuenta que el QIA no ejerce presión para recuperar fondos en el corto plazo – siendo una característica está de los FSI -, pero inusual en la coyuntura global actual. El año 2015, las compañías multinacionales Volkswagen (13% del total de acciones) y Glencore (8,2% del total del paquete accionario) le han generado pérdidas económicas al QIA por 12.000 millones de dólares, derivado de sus fuertes caídas en la bolsa.

Conclusiones
El Emirato de Qatar es un sistema político estable no democrático – igual que China –; lo que no ha sido impedimento para alcanzar sustentables niveles de crecimiento económico a través de un modelo transnacional basado en la exportación de hidrocarburos. Por otro lado, los servicios (educativos, financieros, tecnológicos, de información) y las industrias de punta, tal cual las economías más desarrolladas, han sido el complemento generado por los objetivos gubernamentales de largo plazo. Cabe destacar que aunque los precios de los hidrocarburos se han desplomado, la cantidad producida brinda un margen de ganancia que, si bien no ha sido el mismo que con un barril de 100 dólares, permite que la economía qatarí siga creciendo a tasas mayores al 5%.
También es factible hacer un paralelismo con las Islas Malvinas. Pocos habitantes en relación a vastos recursos naturales permiten generar uno de los más altos PBI per cápita del mundo; lo que permite calmar las ansias democráticas y contiene las potenciales tensiones sociales. El resto depende de una eficiente capacidad de gestión macroeconómica para sostener la riqueza inter-temporalmente.
El eje de la inversión de los Fondos Soberanos se encuentra en la economía real. A pesar de la menor rentabilidad en relación al mundo de las finanzas, pueden generar un marco de una teórica mayor seguridad – dependiendo del rubro y el escenario de la inversión -, sobre todo en relación a los desequilibrios de la economía financiera global en la última década. En este sentido, a pesar de la inestabilidad del sistema económico global, la expansión económica transnacional de Qatar continuará. Los procesos de acumulación de capital no cesarán y en el largo plazo, el crecimiento económico – más allá de la redistribución de la riqueza y de algunas coyunturas negativas -, provocará que quienes dominen la mayor cantidad de mercados e industrias, tendrán más poder económico.
El crecimiento económico conlleva indefectiblemente a un incremento del poder político. Dependencia, alianzas y estatus le darán una relevancia superadora a los Estados, como Qatar, que puedan maximizar sus capacidades de gestión y persuasión. En este sentido, para los receptores de la inversión la falta de un sistema de control democrático por parte de la ciudadanía qatarí, sumado al escaso nivel de coerción que ha demostrado el Emirato para con los Gobiernos donde ha invertido, han desarrollado un reaseguramiento de tranquilidad para aquellos Estados ávidos de liquidez que desean evitar el eje de presión ejercido por las dos grandes superpotencias globales y las Instituciones Globales: Estados Unidos (con dictámenes sobre cómo se debe conducir la economía doméstica), China (a través del control total de la cadena de valor y las formas de pago) y los Organismos Multilaterales (presionando sobre los tiempos de repago).

Finalmente, la transmisión de valores y formas también tiene su impacto en sociedades occidentales, donde la dinámica geopolítica y religiosa puede generar obstáculos. Si a ello le adicionamos la dependencia económica que generan las inversiones de otro Estado de manera directa, y no indirectamente a través de un actor privado como lo son las empresas transnacionales, el debate político interno se podría incrementar en torno a la sustentabilidad y el beneficio para el país como un todo en el largo plazo. La clave se encontrará en la capacidad de negociación para generar un escenario donde el gobierno argentino pueda obtener el máximo beneficio.

En este sentido, para nuestro país los lazos de asociación encuadrados en la Cooperación Sur-Sur, en la transmisión de know how y en la posibilidad de consolidar a Qatar como un actor de mayor relevancia en la estructura productiva Argentina a cambio de una vasta inyección de liquidez, podrá intercambiarse en el corto plazo a cambio de la obtención por parte del gobierno qatarí de agro- alimentos y materias primas en tanto nuestros productos continúen siendo competitivos y superadores.

Por ello, para incrementar el vínculo económico, la Argentina puede complementar la venta de maquinaria para la industria hidrocarburífera – proceso ya existente -con el ofrecimiento de recursos naturales – disponibles en calidad y cantidad en el corto plazo -, a cambio de proyectos de inversión de mayor plazo que impliquen un desembolso de fondos en la economía real donde Qatar se encuentre interesado (para generar el vínculo pragmático que no quede solo en el discurso), más allá de los acuerdos de cooperación que se puedan generar.

Cabe aquí destacar las importantes capacidades de inversión de la compañía petrolera Qatarí. A su abundante liquidez se le adiciona los desarrollos operativos de primer nivel en toda la cadena de valor (Exploración, Desarrollo, Producción, Refinamiento), lo que podría aportar un interesante complemento de capital y conocimientos a los proyectos hidrocarburíferos en nuestro país.