Publicado en Tiempo Argentino el día 13 de Septiembre de 2014
http://tiempo.infonews.com/nota/132479/inmigracion-y-carceles-privadas-los-negocios-como-prioridad
La evidencia empírica ha mostrado, a lo largo de la historia y la geografía global, que las cárceles no hacen desaparecer los problemas; solo ocultan las miserias sociales y las incapacidades políticas en un mundo cada día más inequitativo y por ende violento. Pero si fomentan un negocio de tinte millonario.
Desde el sector privado, la lógica no dista de cualquier gran emprendimiento empresarial que vive de las arcas estatales: Lobbies millonarios para los congresistas de ambos partidos que aseguren desde la garantía de una ocupación mínima (que hoy ronda el 80%), pasando por leyes de mano dura que incentiven el uso de armas, hasta el apoyo a la reforma migratoria, la cual contempla añadir US$6.500 millones más a los programas de vigilancia y patrullaje en la frontera. Pero con la lógica dialéctica de la contradicción permanente que promueve el sistema: “gobierno limitado, libertad de mercados, federalismo” es el slogan del ALEC (Consejo de Intercambio Legislativo Estadounidense), su principal grupo de presión.
El Estado, por su parte, continúa con una política de tercerización de un área sensible, donde la discursiva del achicamiento del Estado – que traspasa los poros demócratas y se expande como una racionalidad univoca -, no se condice con los costos crecientes del sistema privado; solo contenidos por los aumentos de los recursos estatales derivados de los incrementos en la cantidad de presos – en la mayoría inmigrantes indocumentados -, que mantienen la rentabilidad privada y el ánimo de lucro del negocio.
En cuanto a este último punto, el presidente Obama no solo se ha convertido en el mandatario que más extranjeros ha deportado en la historia, sino que su reforma migratoria incluye cláusulas que continuarán criminalizando indocumentados. En este sentido, es importante destacar que los grupos de inmigrantes no han modificado su comportamiento social; son las leyes las que han cambiado, aumentando las penas por ofensas que antes eran consideradas delitos menores y que podrían resolverse con una multa o una comparecencia ante un tribunal.
Por lo pronto, se puede observar que el escenario inmigratorio conlleva una clara dualidad. Por un lado, los grupos minoritarios y los inmigrantes ilegales se encuentran en permanente lucha por una mejor calidad de vida (igualdad de derechos económicos y sociales, respaldo legal para el inmigrante, etc.) en un contexto ambivalente de reales beneficios. Por el otro, los actores políticos y económicos de relevancia (corporaciones carcelarias, congresistas) parecieran participar en el juego teórico economicista de ‘ganar-ganar’; donde la dinámica sistémica los favorece en todo momento e incrementa permanentemente sus activos políticos y económicos. En el mientras tanto, solo se puede esperar el día en que la política estadounidense invierta verdaderamente sus intereses y se focalice en aquellos eslabones más débiles de la cadena socio-económica.